Capítulo catorce

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Me apresuro para alcanzarlos

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Me apresuro para alcanzarlos. En el comedor, tanto mi padre como Peter y Zack, alzan la vista con curiosidad por el nuevo invitado.

-Él es Brian, el amigo de Lilly.- Anuncia ella con felicidad. Mi padre sonríe con amabilidad y extiende su mano, la cual Brian toma y estrecha.

-Soy Josh, el padre de Lilly.- Se presenta.

-Y ellos son Peter, el hermano de Lilly y Zack, su mejor amigo.- Informa mi madre sin que se lo pregunten. Brian les sonríe, a mi hermano le cuesta un segundo devolver el gesto pero me alivio cuando lo hace. Lo que no me alivia para nada es la expresión divertida de Zack y la forma en que lo analiza como si quisiera leer hasta la profundidad de su alma.

Sus iris se mueven juguetones de arriba hacia abajo por toda la apariencia de mi cita, su barbilla se inclina hacia un costado y sus labios se tuercen muy levemente hacia arriba.

-Un gusto.

Tomo al chico del brazo, él pone su atención en mí y me regala una sonrisa pequeña pero hermosa.

-Toma asiento.- Ofrezco.

-Si, no vas a quedarte parado allí toda la noche.- Bromea Zack.

Se sienta en la silla que le indiqué y yo a su lado. Peter vuelve a la cocina para preparar la carne al horno que prometió ayer.

-Ya queríamos conocer al chico que le regaló esa pequeña criatura a nuestra hija.- Mi madre saca el tema para romper con el silencio que los tres hombres sentados en el comedor no estaban dispuestos a interrumpir.

-Milo es totalmente adorable.- Digo, mirándolo con sinceridad.

-Sé que está en buenas manos.

Por un instante nos hipnotizamos con los ojos del otro.

-¿De dónde conoces a Lilly?- Inquiere mi padre. Aún lleva su traje porque llegó hace un momento del trabajo, lo cual lo hace lucir más intimidante de lo que su mirada expectante normalmente logra.

-De la preparatoria. Estábamos juntos en el club de debate.

El rubio reprime una sonrisa a la vez que alza la botella y se sirve vino tinto.

-Eso es bueno.- Mi padre toma un sorbo de su copa.

-¿Vino?- Ofrece Zack.

-No, gracias. Prefiero evitar el alcohol.

-¿Porque practicas algún deporte o porque tratas de impresionarme?- Inquiere el entrecano. Lo miro con los ojos abiertos, reprendiendolo. Mi compañía se remueve algo incómoda pero contesta con seguridad y simpleza.

-Porque compito profesionalmente en natación.- Mi padre aumenta el interés.- Dentro de dos semanas tengo un torneo importante y estoy tratando de tener mi cuerpo preparado.

-Tenemos un atleta, ¿Uhm?- Peter, apareciendo por la cocina con una fuente en sus manos y un delantal que se me antoja gracioso, suelta aquello con algo de burla en su tono.- Pues yo soy cocinero.

Bésame, ódiameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora