51. SUS OJOS

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ELEODORO

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ELEODORO

Han pasado dos semanas desde que quedé en libertad y aún no me confío. Siento como si en cualquier momento fueran a venir para llevarme de regreso.

La salud de Nicolás ha mejorado un poco, aunque no lo suficiente. Jura que está bien, pero no me quiere decir qué es exactamente lo que le pasa. Creo que hasta lo he oído quejarse en la noche.

Ya he buscado entre sus cosas cuando se va para ver si veo algo sobre el médico al que frecuenta, pero deja todo bajo llave y en la caja fuerte. ¿Por qué no confía en mí? Debería saber que no voy a juzgarlo. Solo quiero cuidar de él. Tendré que empezar a espiarlo y a seguirlo a donde vaya.

Incluso,ya hablé con Andrés, pero nunca lo encuentro y cuando está, no me dice nada. Seguramente se lo tiene prohibido. Vamos Nico, no serías el primero ni el último. Tal vez crea que si lo sé, lo voy a rechazar. Bueno, si es lo que imagino. ¿Pero qué más podría ser para que se ponga tan aprehensivo al respecto?

Cada vez que me acerco me rechaza o cambia el tema. Tengo miedo, porque si tiene síntomas...

¡No, no, tal vez no sea eso! No sería justo.

NICOLÁS

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NICOLÁS

Parado frente a la librería, descubro cuánto amo este lugar a pesar de todo. Tal vez por su significado. Es hermosa, demasiado elegante para esta ciudad.

Es increíble lo que hace uno por la persona que ama. Porque eso es está tienda, un símbolo del amor que siento por él. ¿O de qué otra manera se puede atraer a un escritor? Mi torpe bobito distraído.

Levanto la cortina metálica de la entrada y una inesperada voz femenina me sobresalta. La reconozco, pero me niego a voltear.

—Supongo que ya estarás muy contento. Al fin tu concubino es libre.

—Sí, y no te imaginas cuánto —respondo.

—¿Cuánto te costó la libertad de ese asesino?

—No sé de qué hablas, pero tampoco es tu problema.

—Espero que no te arrepientas. Acabas de dejar libre a tu verdugo.

—¡No digas tonterías, Cassandra! —La miró al fin.

ELE (Versión Extendida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora