La persona que más te ama

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S.C.

Si pudiera resumir la relación que tengo con Saeyoung sería  como la de padres divorciados que aún se aman.

Y claro, la hija es Elizabeth III.

Saeyoung era una verdadera molestia, siempre detrás de mi pobre Elly, jugándole bromas de mal gusto a Yoosung y a mi. Pero, si él se encontraba mal te alejaba, siempre lo hacía.

Eso era lo más molesto. Saeran, Yoosung y yo tratábamos de hacer que se abriera más a nosotros, que no corría ningún peligro ahora, que todo estaría bien.

Pero el nunca hacía caso. Estaba encerrado todo el día y toda la noche en una habitación oscura con solo la luz de las computadoras como fuente de iluminación.

Odiaba verlo así, las veces que salía y lo podía ver cargaba con unas enormes ojeras, sus ojos perdían ese brillo que los caracterizaba, era como estar viendo a un muerto en vida.

Pero después se enfadaba, dejaba todo a medias y volvía a ser el mismo de siempre.
Esa era la rutina de Saeyoung.

O eso quiero creer qué veían. ¿No?

Claro, hasta que llegó ese día.

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Recibí una llamada de Vanderwood una tarde, se le escuchaba alterado, demasiado raro.

-¿Hey señorita Vanderwood, que la hace llamarme a estás horas? ¿Acaso me extraña? Temo recordarle que soy papa casada.

Bromee tratando de aligerar el ambiente.

-No es momento de bromas. Alguien de alguna manera consiguió información de la empresa.

Al escuchar eso me alteré, me metí al computador rápidamente tratando de revisar si podía hacer algo.

-Acaban de reportar muertos a dos chicos de la cuadrilla tres.
Los hackers consiguieron identidades de varios, aún no sabemos de quién, pero deberías de cuidarte, no salgas para nada. Y arregla el problema.

Ni siquiera pude dar una respuesta afirmativa cuando había terminado la llamada.

¿Cómo habían tenido acceso a eso? Ni siquiera nosotros podemos meternos a esa información.

Comencé a teclear rápidamente, códigos aparecían en las distintas pantallas de la habitación, coordenadas, números, letras, había tanto que mareaba, pero, al mismo tiempo no había nada, nada que me pudiera ser útil.

Maldecía el momento en el que entré a este maldito mundo, maldecía en el momento que supe que ya no podría librarme de el.

Era un asco.

J. Han.

—Y es por eso que creo que Catfee* sería una gran inversión.

—No se que pensar de que convine mi bebida favorita con los gatos...

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