T/n Perez, la prima menor de Maddy Perez se muda al pueblo por problemas personales. Las amistades pueden ser muy falsas o muy convenientes pero no esperaba toparse con un dealer de su edad, mucho menos, llegar a amarlo.
(HISTORIA CORTA - SIN EDITAR...
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Fue un desastre, y no me malentiendan. Lexi es una maldita genio, pero ese fue el día en el que todo se fue al carajo. Nate botó a Cassie y envió a su padre a la carcel, Cassie trató de destruir la obra de su hermana victimizandose, Maddie le dio su merecido a Cassie, Fez y Ash... bueno, se enteraron de eso hasta después pero la obra de Lexi fue un éxito. Jules estaba ahí... y comprendí que lo mejor era dejarla ir, fue mi primer amor, o tal vez lo veo así porque estaba drogada la mayor parte del tiempo.
Y luego, después de destruir a los que más amaba y pedir disculpas por milésima vez, me mantuve limpia unos días y disfrute la obra de Lexi. Me hubiera gustado ver esa obra en mi último respiro pero en su lugar, vi la cara de una maldita gangster.
Porque así es, señoras y señores, estoy muerta. Al salir del teatro ese día una camioneta paró frente a mi subiéndome a la fuerza, tuve miedo, luego recordé que podrían ser los hombres de Laurie y me tranquilicé pero luego caí en cuenta de que podían ser los hombres de Laurie y todo salió mal.
Al llegar al apartamento me pusieron de rodillas frente a ella esperando a que rogara por mi vida pero no lo hice, estaba paralizada. No escuché ninguna de las palabras que salieron de su boca, analizaba el lugar buscando una manera de escapar, aún estando rodeada de varias personas.
Y por un momento, todo fue un completo silencio. Y eso me llevó a escuchar gemidos de dolor y uñas arrañando una puerta, desde la primera vez que estuve aquí los escuché pero pensé que era mi imaginación porque en serio estaba drogada. Ese es el negocio que ella había mencionado, estaba prostituyendo y luego matando chicas de mi edad, chicas con deudas pendientes.
Laurie: Rue —me llamó con esa suave y macabra voz— ¿me estas escuchando?
Uno de sus hombres me tomó del cabello para que los viera
Laurie: oh —analizó lo que hacía— veo que ya escuchaste a nuestra invitada
Rue: q-qu-... mmm —aclaré mi garganta esperando a que las palabras dejaran de chocar— ¿qué le es-stan haciendo?
Laurie: nada que ella no se haya buscado, cariño
Rue: Laurie, p-prometo p-pa-garte —el hombre apuntó con una arma a mi cabeza– iré con alg-guien, cons-seguire din-n-nero —dije entrecortado sintiendo mis lagrimas caer, si hubiera estado drogada tal vez no le hubiera tomado importancia.
