Capítulo 1-La Boda Roja

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Me desperté tras haber tenido un sueño en el que mi marido, Robb Stark, era traicionado y asesinado. Me giré y le vi a mi lado, dormido, así que toda preocupación se fue de mi mente. Todavía recuerdo nuestra noche de bodas, él fue amable y atento conmigo. Por fin, pensé, tenía paz y alguien que me amaba. Mi familia, los Manderly, era muy distinguida, pero nunca me habían apreciado. Me habían vendido a los Stark como a un animal, pero de eso no me podía quejar, ya que había conocido al amor de mi vida. Me levanté de la cama y me puse un vestido de seda. Robb se despertó y se situó detrás de mí, dándome dulces besos en mi cuello. Mi piel se erizó al instante y mis mejillas se sonrojaron. Robb me quitó el vestido lentamente y me giró para mirarle.

—Sabes que te amo, ¿no?—me acerqué y planté un beso en sus labios—¿Es eso un sí?

—Sabes que sí.

Me besó apasionadamente y no sé cómo acabamos en la cama de nuevo. Recorrió mi cuerpo con besos mientras se introducía en mí con suavidad. Arqueé mi espalda al instante y él siguió con sus besos. Al llegar a mi intimidad, se detuvo.

—Robb, hazlo, por favor.

Él obedeció y su boca hizo contacto con mi intimidad. Una oleada de placer me sacudió y me hizo llegar al orgasmo.

Nos besamos tiernamente y sentí como mi corazón se llenaba de felicidad. Pasaron unos segundos y llamaron a la puerta.

—Pasa—dijo Robb.

Roose Bolton entró seguramente para hablar de asuntos de guerra con Robb. Me marché de la habitación y me dirigí a las cocinas para comer algo. Allí me encontré a Catelyn Stark, la madre de Robb, llorando desconsoladamente.

—¿Lady Catelyn? ¿Qué ha pasado?—pregunté curiosamente.

—Rhoslyn, Bran y...—se echó a llorar.

Me acerqué para abrazarla mostrándole todo mi apoyo. Ella me correspondió el abrazo.

—Bran y Rickon han muerto—dijo con lagrimas en los ojos.

Sentí que me desmoronaba poco a poco. Ellos habían sido como unos hermanos para mí. No me lo quería creer pero al ver a Catelyn así supe que era verdad. Mi tristeza se convirtió en rabia bruscamente.

—¿Quién fue?—ella no respondió y dejó de mirarme.

—¿QUIÉN FUE?—dije colérica.

—Fue... Theon—.

No podía ser. Theon y yo nos odiamos por mucho tiempo pero eso cambió cuando cumplí 15 años y empecé a verle de otra manera. Empezamos a coquetear y una noche... Aparté esos pensamientos de mi mente y dije:

—¿Lo sabe Robb?

—No, pero debo contárselo.

—Te juro que los vengaré. A los dos. Es una promesa—dije mirándola a los ojos.

Ella me devolvió la mirada y pude observar que algo en ella se había roto para siempre. Me despedí y fui a dar un paseo para despejarme. Mi doncella Martha me llevó a mis aposentos recordándome  que esa noche era la boda de Edmure Tully y Roslin Frey. Después de tomar un baño relajante, me vestí y Martha me peinó mi cabello castaño, siempre lleno de nudos.

Al llegar a la ceremonia y vi a Catelyn y a Robb hablando, ambos con una expresión triste en el rostro, por lo que supuse que sabía lo de sus hermanos. Después de la unión llegó el encamamiento y Robb, presionado por sus vasallos participó en él. En cambio, Catelyn y yo nos quedamos sentadas en silencio. No me gustaba esa tradición, me parecía absurda y asquerosa. Supuse que a ella tampoco le agradaba mucho la idea. Lo extraño era que Roslin sollozaba sin parar pero lo atribuí al matrimonio concertado. Los bardos comenzaron a tocar una melodía que nunca había oído. Observé perpleja cómo Catelyn abofeteaba a Roose Bolton. Empecé a correr dirigiéndome hacia Robb pero me detuve en cuanto una flecha atravesó su pecho. Lágrimas silenciosas caían por mi rostro y no lograba articular palabra alguna. Alguien me agarró con fuerza por detrás cuando volví a intentar correr. Roose se acercó a Robb con un puñal en la mano.

—Los Lannister te envían saludos—dijo mientras atravesaba su corazón con el puñal. Me quedé en shock, no podía moverme ni hablar. Oí a Catelyn gritar y pensé en el sueño de la noche anterior. Se había cumplido y no pude hacer nada. Mi cuerpo no se podía sostener por mí solo, empecé a notar que me estaba desmayando. Mis rodillas se doblaron y me caí al suelo. Entonces, todo se volvió negro.

Se acerca el inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora