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Mi cuerpo pesa, estaba paralizada. El incremento del dolor sobrepasa mi espina dorsal hasta la cabeza. No quiero estar acostada, me duele todo el cuerpo. Una le luz me lastima los ojos, trato de desviar la vista, pero la oscuridad que la rodea está llena de estrellas de colores.

Trato de mover mi cadera para cambiar mi postura, pero no puedo mover nada de mi dolorido esqueleto, si no que al contrario el esfuerzo en vano me provoca un poco de nauseas. Aunque la sensación se queda en la boca de mi estómago, pues algo entraba por mi boca y quemaba en mi garganta

La oscuridad me pone un poco nerviosa, no puedo mover mi cuerpo ni muchos menos puedo ver algo, no sé dónde estoy, no se quién soy. La desesperación entro en mi sistema nervioso ¿dónde estoy? ¿estoy muerta?

Un zumbido empieza empapar mis sentidos auditivos, no puedo escuchar más allá de eso. Tengo miedo, no, no es miedo, no sé qué es el miedo, ¿Qué es el miedo? ¿dónde estoy? El dolor se hace más fuerte. Quiero vomitar. Estoy cansada quiero dormir.

No sé cuánto tiempo ha pasado, pero siento que dormido por semanas, no lo sé con la oscuridad a mi alrededor, las náuseas han desaparecido, pero el dolor en mi espalda se incrementa. Lo que me llama la atención es que el zumbido a desaparecido, en su lugar se escuchan ruidos repetitivos, que al ponerles atención van acorde a la pulsación de mi corazón y a la de mi respiración. Otra vez me duele la cabeza, el ruido me molesta.

Pero no es el ruido de mis palpitaciones, es otro, es, es un llanto, alguien llora. Me percato de la presión que hay en mi mano. Alguien la sujeta. Alguien llora en mi mano, las lágrimas mojan mi piel.

-perdón – decía entre sollozos – perdón, todo es mi culpa, perdón

Aquella voz era varonil y a la vez se escuchaba quebrada, era alguien que lloraba pidiendo suplicas. Pero ¿Quién es esa persona? ¿Por qué me pide disculpas? Mi cabeza empieza a dar vueltas, y un pequeño dolor comienza en mi pecho.

Varias imágenes pasan por mi cabeza, en una de ellas aparece un joven con la cara redonda y expresiones frías, era de noche en la ciudad, el llevaba una chaqueta negra y de su bolsillo saca una nota, al leerla viene la palabra te amo en coreano, otra imagen aparece, ese mismo muchacho, estamos en la playa por debajo de su sudadera azul saca una rosa y me la entrega.

El dolor se vuelve insoportable, mi corazón empieza a palpitar rápidamente y las imágenes desaparecen haciendo que regrese a la oscuridad. El dolor en mi pecho se vuelve sofocante y el aire me empieza a faltar.

La presión sobre mi mano desaparece y sé que el hombre no se ha ido pues su llanto es remplazado por gritos, pide ayuda a los doctores. La voz de una mujer le pide que salga de la habitación. Pero tras varios intentos de negarse su voz se deja de escuchar.

El sueño es algo que quisiera mantener de por vida, no duele mi cuerpo, no escucho nada. Solo sé que descanso evitando la realidad de este lugar, que sabrá quién es este lugar.

-bien bonita vamos a cambiarte de sabanas – escucho la voz de una mujer adulta, su voz es suabe y dulce.

Puedo sentir el frio tocar mi piel cuando la mujer quita lo que creo es una sábana. Pude sentir sus frías manos tocar mi espalda mientras me inclinaba para poder sacar la cubierta de cama. Un fuerte dolor apareció en mi espalda y quise gritarle que se detuviera, pero el estorbo en mi garganta me irritaba, trataba de abrir los ojos, pero los parpados me pesaban, la oscuridad no me abandonaba.

La mujer tarareaba una canción, sabía que la había escuchado antes, pero mi cerebro no ayudaba, de golpe las imágenes volvían de nuevo. Un joven delgado con piel blanca y cabellos rosas cantaba esa canción, caminaba atreves de los pasillos descalzo mientras yo lo seguía, le veía su espalda ancha y el movía su cabeza, de vez en cuando me volteaba a ver mientras su hermosa sonrisa provocaba que sus ojos se vieran pequeños y rasgados.

¿quién es ARMY?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora