Cinco de veintidós.

LOS DIECISÉIS- I

6:00 am. Suena la alarma.

Miré la hora y corrí a vestirme, me puse mi uniforme, me peine ese horrible "tomate" que hacía que me viera más ridícula que nunca, pero me motivaba saber que era el último año que usaría todo eso

Último año de colegio y en lo único que podía pensar era en que este sería el primer día de un final próximo, obviamente también en qué carrera decidiría estudiar, pero eso no era tan relevante en ese momento.

Bajo a tomar desayuno, mi mamá me había preparado un pancito con queso y café, era mi comida favorita. Terminé de comer, me lavé los dientes, y procedí a despedirme e ir al colegio.

Había formación por ser el primer día. Me asustaba la idea de que mi única amiga se había cambiado de colegio, y que ahora nos mezclaron con las demás secciones, y que habría compañeros con quienes nunca compartí a mi costado.

Terminó todo, y nos dirigimos a nuestros nuevos salones, ingresé ansiosa lo que hizo que me sentará en medio, aunque así lo había decidido nuestro nuevo tutor, se le ocurrió la idea de ordenarnos por nuestros apellidos, y a mí me tocó mágicamente en medio donde estaría rodeada por todos.

Intenté mirar a todos para reconocer a algunos compañeros, cuando giré hacia la derecha y nuestras miradas cruzaron, me sonrió y saludó. Era él, la persona de quien se trataría este libro, y quien causó tanto revuelo dentro mí.

- Muy bien alumnos, los dejaré con su primer curso de hoy. – dijo mi tutor dirigiéndose a la salida del aula.

- Buenos días estudiantes mi nombre es Lorenzo y le enseñaré geometría y trigonometría. - dijo ingresando el nuevo docente.

Pasarón así 4h desde que empezó todo este día, llegó el recreo, y se acercó a mi Antonio, mi amigo desde primero de secu.

- ¿Vamos a dar vueltas? – dijo mientras sacaba un tóper con comida.

- ¿Compartimos? – dije mientras le mostraba mi tóper con frutas.

Él conocía a muchos de diferentes salones, y me hacía feliz estar con él y poder preguntarle sobre mi compañero de al lado, saber como se llamaba era mi curiosidad más grande.

- ¿Has visto quien esta sentado a mi lado en clases? – dije mientras sacaba mis uvas para invitarle.

- Sí. – asentó.

- ¿Sabes como se llama? – le seguí preguntando.

- Claro, su nombre es Bejamin, le dicen Min. – me lo dijo mientras él partía por la mitad su sándwich.

- Tiene lindo nombre, ¿es nuevo? – dije.

- No, era de otra sección, pero ya sabes nos combinaron. – me comentó.

Me cuestioné lo cuán distraída pude llegar a ser toda mi vida para no haberle visto jamás en 5 años de colegio.

Sonó la campa. Era momento de volver al salón y verle otra vez, y sería mi rutina de todo el año.

No pasó nada interesante en ese día y para ser sincera no pasó nada en ese mes.

Así llegó el mes de abril.

7:30 am. Iba más que tarde.

Me dirigía corriendo hacia mi salón cuando de pronto escuche un gritó.

- ¡Ey, ey! ¡Espera! – repetían. Voltee para cerciorarme de que no me hablaran a mí, y no fue así.

- Te estoy hablando desde la entrada, ¿Tan bajo hablo que no me escuchaste? – me dijo mientras se cogía el estomago por el cansancio.