Sonaba fuertemente la alarma, alcé mi mano hacia el despertador intentándolo apagar, terminé despertándome, me pare y fui al baño a alistarme.
Después de todo me fui del apartamento, mientras estaba en las escaleras encontré a mi vecino y su novia fumando, me alejé a un lado, el humo de los cigarrillos comenzaba a intoxicar el aire, entonces bajé y me fui a la cafetería.
Llegué a la cafetería sonaba el timbre y mis pasos eran firmes como el roble.
—Hola Jules, buenos días— Sonreía y me sentaba en la parte más cercana que encontré.
—Hola Rob, ¿Dormiste bien?—Se acercó a mi mesa y puso sus suaves manos en la ella, sonrió.
—Mejor que todos los días, pero, me pregunto cómo llegué del sofá a la cama—Miraba hacia abajo, con intención de leer el menú, estaba apenado por la pregunta.
—Ay, ¿No serás que eres sonámbulo?—se reía suavemente mientras bromeaba.
—Eso empeoraría mi situación—Seguía apenado mirando hacia abajo, no sabía qué decir de más.
—No te preocupes Rob, no creo que sea eso, ¿Qué te gustaría el día de hoy? Señor variedad—Jules sonreía mientras en sus manos tenía la libreta y la pluma lista para anotar lo pidiera.
—Muchas gracias por esas palabras, quiero una malteada de chocolate dulce con leche sin café, y unos panqueques con jalea de fresa—le hablaba de forma tranquila y con más ánimos que de los de siempre.
—A sus órdenes Rob—Se dirigió hacia la parte de la cocina mientras seguía esperando.En eso Margaret; la señora muy amable que es la dueña del local y además es la jefa de Jules comenzó a mirarme, me saludó, mientras yo estaba mirando la ventana.
—Hola Rob ¿Cómo estás?—Se acercaba a mi mesa y al llegar ponía su mano derecha en mi asiento cerca de mi hombro.
—Igual, cansado—La miré a los ojos.
—No todos los días tienes tiempo y dinero para desayunar verdad, ya las cosas no son como antes, sé que estamos en confianza mutua y por eso diré esto, pienso vender esta cafetería e irme a la otra ciudad con Walter a donde mi hermana—
— ¿Qué?— la miré preocupado, me sentía mal por eso.
—Sé que le has generado cariño al local y a Jules, y a Walter, y a mí, pero allá hay mejores oportunidades para jubilarse, aquí moriré en bancarrota, más de lo que estamos—Una lágrima salía de ella, y me sentía mal por eso.
—Está bien, —Me sentí ahogado, solo le tomé la mano— ¿Ya le dijiste a Jules?
—No, por favor no le digas, yo le diré y le pagaré para que viva bien por un mes, ya después no podré ayudarla-se retiraba a limpiar.Jules salía de la cocina mientras yo miraba hacia abajo; desanimado.
— ¿Qué pasó Rob?, ¿Te dijo algo Margaret?—Me miró preocupada.
—No nada—mentía de la mejor forma posible, me angustiaba que Jules pensara de forma negativa, y las consecuencias de esta situación.
—Vale, aquí está tus panqueques con jalea y tu malteada—hablaba de manera silenciosa y se dirigió a la cocina a hablar con Margaret.Después de comer y pagar, caminé por la calle unos minutos, un poco más tarde; me dirigí a mi casa; entrando al edificio vi a unos drogadictos y vagabundos en el suelo, los rodeé, caminé por las escaleras mientras se oían los ladridos de los perros.
Al llegar a mi apartamento estaba ordenado pero igual de mal pintado, en un momento reflexioné sobre los momentos de la vida, un día de descanso después de 4 meses trabajando todos los días de la semana, por fin me dieron un domingo, solo reflexioné y reflexioné...
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Rob
Misteri / ThrillerUn hombre que trabaja en el periódico local, estando solo, siendo pobre y viviendo rentado, sufre poco a poco una decadencia llevándolo a la crisis y a la depresión.