Un escalofrio lo recorrió de pies a cabeza cuando apoyo sus manos heladas contra su torso caliente. Aunque el camerino estaba caliente, afuera el invierno seguía presente y ahora que el sol finalmente se había ido y que había bajado del escenario después de mucho tiempo sin estar en él, empezaba a sentir el frío que la adrenalina no le había dejado sentir antes.
Solo en el cuarto, YoonGi estaba terminando de cambiarse, rememorando cada momento del concierto. Uno que se quedaría en su memoria por las peculiaridades de los protocolos actuales. La emoción y los nervios habían sido los mismos, las exigencias y los desafíos también, incluso más, y aún así se sentía distinto cada vez, y más aún considerando las circunstancias.
Estaba perdido en sus pensamientos, perdido mientras se colocaba un enorme y pesado sueter que lo hizo sentir cálido en el momento en que terminó de envolver su cuerpo, cuando JiMin entró en la habitación.
Con temblor y un gemido de satisfacción, dio a entender que estaba contento de haber entrado a un lugar cerrado y con calefacción.
—Está helando afuera —se quejó.
—Lo noté —se rió YoonGi.
Tomándose su tiempo para terminar mientras el menor se daba vuelta y se quitaba la camiseta, YoonGi no pudo evitar dedicarle una mirada. Saborear con los ojos a sus amigos no era algo que estuviera entre sus hobbies, pero JiMin... tenía cierta debilidad por él. Siempre la había tenido. Y observar su piel dorada y adornada con tinta negra..., bueno, era un lujo que se permitía de vez en cuando.
Y hoy era una de esas veces.
Su mirada se clavó en la luna en su nuca. Desde el momento en que vio el tatuaje se había obsesionado con él. Aquella porción de piel era de las más sensibles de JiMin. Era fácil molestarlo haciendole cosquillas, a veces simplemente rozando esa parte con los dedos. Cualquier mínimo toque lo ponía tenso, y JiMin se defendía diciendo que le daba escalofríos que le tocaran en aquella zona.
YoonGi presionó sus labios, con los ojos aún clavados en la luna se colocó su último abrigo y recordó la química que habían tenido en el escenario durante el show. Dándose cuenta que, sin querer, habían rotado alrededor del otro durante lo que duró el concierto.
No era raro, los miembros llevaban tanto tiempo juntos que a veces se alineaban unos con otros y la química entre ellos simplemente fluía. Hoy, el turno era de JiMin y de él.
YoonGi recordó mirada brillante y juguetona, seductora y pícara, cada mirada amorosa que JiMin le había dedicado.
Y entonces se concentró en el menor colocandose otra camiseta blanca, aún más delgada y escotada que la anterior, y revolviendo entre sus bolsos en busca de sus propias prendas.
—Hyung, ¿Viste mi otra camiseta? Estoy seguro que la dejé por aquí.
El sonido de la voz del menor lo sacó de su ensoñación, pero fue como si entrara a otra. No supo que fue. Probablemente el cansancio, los nervios, la adrenalina. Las razones pudieron se muchas. Pero, casi sin ser consciente de sí mismo, tomó la camiseta que se encontraba apenas unos pasos delante de él, y alcanzó a JiMin por detrás, su mano con la camiseta rodeando su cintura mientras sus labios se apoyaban suavemente con la luna de tinta sobre la piel aún helada del menor.
Sintió la tensión inmediata en el cuerpo de JiMin, y luego lo sintió temblar y relajarse bajo su boca. Y luego suspiró tomando la camiseta de sus manos, no sin antes darle un apretón.
—Estás helado —murmuró alejándose.
JiMin se giró rápidamente, su mirada brillante con una mezcla de sorpresa y confusión en el mejor de los sentidos. Clavó sus ojos en los de YoonGi y miró como si anhelara que volviera a hacerlo. —Sí... tengo frío —declaró como si no fuera obvio, apretando la camisa contra su pecho.
YoonGi se sintió hambriento de esa mirada en JiMin. Simplemente le sonrió gentil, una sonrisa que era realmente fácil dedicarle al menor.
—Vístete rápido o podrías enfermarte. —YoonGi excusó el repentino calor sofocante culpando a la calefacción.
—Sí. —El menor se colocó la camiseta inmediatamente y pronto tuvo todos sus abrigos a mano, se los colocó en un santiamén. —¿Vamos juntos a casa?
YoonGi se dijo a sí mismo que no había anhelo en los ojos oscuros de JiMin. Y tampoco recalcó que "a casa" podía significar muchas cosas. ¿El departamento que compartimos los siete? ¿Mi casa? ¿Tu penhouse?
Todas eran "casa". Pero en ese momento simplemente no importaba. —Vamos juntos a casa —confirmó. Su sonrisa se sentía tatuada en su cara. Y la sonrisa de JiMin se iluminó.
Se sentaron juntos en la camioneta, más apretados de lo necesario.
Esa no fue la última vez que sus labios tocaron la luna en la nuca de JiMin.
Lushi ♡
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Lujo. ym
FanfictionDespués del concierto, YoonGi se permite el lujo de observar el nuevo tatuaje de JiMin. ↬drabble ↬yoonmin