"Como Todo Sigue Igual, Pero Todo Ha Cambiado"
...Tumbado en la playa y con las gafas ocultando el maravilloso verde de sus ojos, el chico se pasaba las tardes muertas viendo pasar a las chicas que sin reparo le miraban divertidas y sonreían a cada paso. Él respondía a sus miradas de la misma manera y si le apetecía mucho se acercaba a alguna de ellas, solo las que tenían suerte.
Habían pasado más de cinco semanas desde que había llegado a América y sin embargo no sentía que lo que había encontrado allí le hubiese llenado por completo. Si bien era agradable compartir la cama con chicas de todo el mundo, con sus perfectos cuerpos musculosos y su bronceado tostado irreal para los finlandeses, dentro de sí notaba que aquello no era suficiente.
Sus padres habían aceptado que viajara el solo después de haber acabado el curso, le habían permitido aislarse del mundo y vivir aquel verano con total libertad, o más bien libertinaje, apenas le llamaban, y aunque cualquier hijo habría pensado que sus padres no se preocupaban por ellos, a él eso le daba exactamente lo mismo, es más le agradaba.
-Hola guapo- una chica de ciencia ficción se acercó a él y se sentó a su lado compartiendo la toalla.
-¿Cómo va eso?- apartó las gafas de sus ojos y la miró de arriba abajo deteniéndose en lugares específicos.
Ella sonrió, le parecía gracioso, sabía que podría ser más joven que ella, pero ¿acaso importaba?
-Pues mal- arrugó la frente al contestar en una mueca que a ella le quedaba hasta bien- he olvidado mi toalla en el hotel.
-Vaya, tienes un verdadero problema- estaba ironizando pero la mente de ella no llegaba hasta ahí.
-Bueno, podríamos compartirla…- sonrió divertida acercándose más a él.
-¿Y yo que me llevo a cambio?- él volvió a dejar caer su mirada unos centímetros más debajo de sus ojos, unos 25.
-¿A mí?- le guiño un ojo y se acercó a él más y más.
Desde el principio fue un beso desenfrenado y loco, sus lenguas jugaban en sus bocas como serpientes encantadas de una manera sucia y profunda.
-¿Y dónde dices que está tu hotel?- él se apartó de su boca y empezó a recoger sus cosas.
-Es aquel- la chica alargó la mano señalando un edificio alto al lado del paseo marítimo-. Vamos.
Simplemente aquello. Demasiado sencillo, quizá demasiado… pero había chicas fáciles y chicos fáciles y en ese caso, ambos lo eran.
Keitlyn.
Había llegado a casa y lo primero que había hecho había sido iniciar una conversación por whatsapp con Neil:
Yo: Ya estoy en casa (13:25)
Neil: Genial, ¿Qué tal? (13:46)
Yo: Mejor ¿tú? (13:46)
Neil: Bien, pero necesito que hablemos de verdad, antes… ¿estabas con alguien? (13:47)
Tardé un poco en contestar, no supe bien por qué:
Yo: Sí, me he encontrado en Londres con un chico que casualmente vive en “la cárcel”. (13:49)
Neil: ¿Un chico? (13:50)
Yo: Sí, se llama Alan, es bastante simpático, aunque no sé nada de él… ha sido el que me ha dicho que te llamara. (13:51)
Neil: ¿Él? (13:51)
Yo: Sí, me ha dicho que no merecía la pena estar enfadados y me he dado cuenta de que es verdad… (13:52)
Esperé unos segundos pero Neil no escribía, dejé la mochila en una silla de mi cuarto y me puse algo más cómodo mientras esperaba. De pronto cuando no me había puesto aún los pantalones cortos sonó mi móvil. Try (P¡NK). Neil.
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The Story Of Our Life
Novela JuvenilRecuerdo verles sentados en la arena mirando los nueve al horizonte, como si guardaran allí las respuestas a las preguntas que yo me hacía, recuerdo oír sus risas en el agua del lago, recuerdo conocerles y no saber quiénes eran al mismo tiempo, recu...