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Primogénito del rey vampiro - capítulo 1.
La tención entre los vampiros y los demonios se hacían más palpables con los años que pasaban, cada uno esperando a que el bando contrario arroje la primera roca para que se desatara una masacre que quedaría enmarcada en la historia.
Aunque el gobernante del reino demonio parecía no tomar importancia a los vampiros, más al rey vampiro que para él eran simples sirvientes que le servirían como peones para la verdadera guerra que presentía llegaría.
Fue en uno de esos roses en que la roca final fue lanzada, el rey vampiro izraf junto a su ejército marcharon hasta un campo desprovisto de vida, a su paso dejando cuerpos de demonios junto a algunos de sus aliados, no permitiendo que los demonios siguieran avanzando y quitándole el territorio que le pertenecía. La guerra fue sangrienta y despiadada, cada bando matando y siendo asesinados por otros.
El resto de los clanes conscientes de la sangrienta guerra se mantuvieron al margen, las hadas y los gigantes no involucrándose en una guerra que perjudicaría a su clan; los humanos se mantuvieron escondidos en sus hogares, esperando que la destrucción no llegasen a sus tierras, pues ellos no contaban con la magia ni la fuerza con la que el resto gozaba, siendo solo comida y basura de los poderosos. Las diosas que miraban desde sus bastas construcciones solo dijeron que era mejor que se mataran entre ellos mismos.
Al final la lucha pareció ir en favor a los vampiros, que con sus habilidades especiales aprovechaban de todo para aniquilar al que se les pusiera enfrente, pero todo dio un giro inesperado cuando se presentó el gobernante de todos los demonios, alzándose sobre todos con su inmensa altura, desbordo una enorme oscuridad que empobreció más el ya ambiente muerto.
Con simples movimientos el rey demonio termino la guerra por sí mismo. El rey izraf avergonzado y temeroso no tuvo más opción que arrodillarse y rendirse ante la temible oscuridad del gobernante, pero más que todo lo hacía por algo en especial, izraf no era estúpido, sabía que esta guerra terminaría con su derrota, sabía que el rey demonio los veía como meros sirvientes, por eso es que adelanto el inevitable encuentro entre los dos, no podía permitirse que los demonios siguieran avanzando sin hacer nada, eso solo frustraría el plan que su mente había dedicado tantas noches en planificar.
El rey demonio viendo que ahora diezmaba a los vampiros, perdono la vida de izraf junto a los pocos guerreros que le quedaban en pie. Desde ese día se conoció a la legendaria masacre como "la guerra de la noche".
Ahora en el presente, los vampiros se dedicaron a repoblar su ejército, tratando de reunir la máxima fuerza para apoyar a su rey en su próximo plan, el perder solo era una cosa que no se podía evitar, y aunque enojados por perder, se tragaron su orgullo, ya que sabían que tarde o temprano ellos devolverían la misma humillación que solo el rey demonio provoco.
-aún se sigue desarrollando?.- con imponente voz hizo la pregunta el rey vampiro izraf; su hija quien se hallaba al frente solo asintió con su pequeña sonrisa que la caracterizaba. Durante el desarrollo de la guerra ella se había mantenido alejada de todo por orden de su padre, no porque la quisiera proteger, sino que no necesitaba a ningún demonio escabulléndose en su castillo para encontrar al futuro que inicio su plan.
Eso ella misma lo sabía, y tampoco le dolía el poco amor que su padre le tenía, siendo vampiros cada uno busco su propio veneficio, no importaba si descendía de la misma sangre.
-mi pequeño hermano se encuentra bien padre, no ha presentado ningún problema desde que encargaste meterlo en esta cápsula.- añadió con su relajada voz al ver acercarse a su padre.
