Epilogo (primera parte)

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La mente es como un paracaídas, solo funciona si se abre

– Albert Einstein –

– que?? ¡¿¡¿Es enserio?!?! – pregunto una pequeña castaña que se encontraba acostada mientras veía a sus padres con una gran sorpresa reflejada en sus ojos color avellana

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– que?? ¡¿¡¿Es enserio?!?! – pregunto una pequeña castaña que se encontraba acostada mientras veía a sus padres con una gran sorpresa reflejada en sus ojos color avellana.

Dónde habían quedado los tantos cuentos de hadas que le contaba su mamá antes de ir a dormir, las mariposas en el estómago al ver por primera vez a esa persona, los sonrojos innecesarios tras comentarios del contrario, la cursilería excesiva demostrada en acciones y palabras, el olor a betún de pastel que desprendían las parejas destinadas al estar juntas, donde estaban todas esas historias que tantas cosas le habían prometido y que ahora se veía derrumbado tras la historia que acababa de escuchar de sus padres.

Sinceramente no se esperaba que sus padres le dirían eso, creía que sería como las historias cursis que contaban las omegas de su escuela de como seria su encuentro con su pareja destinada tras varios años de búsqueda. En cierto punto se sentía traicionada, quería creer que la historia no era cierta y que simplemente sus padres estaban exagerando todo y es que vamos, saber cómo tú gran ídolo, tu super héroe personal, la persona que se supone que protege a tu familia, tu super papá había hecho eso en la juventud, era como decir que la reina de Inglaterra es un inmortal, no es imposible, pero es ridículo.

– te sientes desilusionada? – pregunto su madre con una voz qué la relajo de inmediato – puedes echarle la culpa a tu padre –

– hey! – la risa del Omega invadió toda la habitación y el alfa sonrió ante esa hermosa curva en sus labios

– yo quería una historia de amor sacada de cuentos de hadas – dijo el castaño en son de burla – si no resultó se debió a tu inmadurez – el azabache sonriendo se acercó a su pareja y le esparció besos por toda la cara

– bien que te gustaba pasar el tiempo con este niño inmaduro – el castaño no pudo evitar reír ante el contacto de los labios del contrario en sus mejillas

– por qué carajos actúan así?!? – dijo su hija refunfuñando

– Gabi!! ¡Que te he dicho de ese vocabulario! – el Omega le jalo una de sus orejas en reproche – esto es tu culpa Levi! Lo supe en el momento en el que su primera palabra fue mocosa! – el castaño enojado cruzó sus brazos mientras sacaba ligeramente su trompa haciendo un tierno puchero

– lo siento mi amor – el azabache se acercó al menor para darle un pequeño beso en sus labios sobresalidos, sin embargo, gran sorpresa se llevaron ambos padres al ver cómo su hija empujaba bruscamente a su padre para que se alejara de su madre

– aléjate de mamá!! – grito la castaña enojada viendo con desprecio a su progenitor

Ambos mayores miraron con sorpresa a su hija, sin embargo, el menor de ellos pensó que su niña solo jugaba con su padre. Después de tantos juegos bruscos con su padre quien creería que está pequeña disputa sería algo más grande que un simple juego padre-hija

Apostando el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora