Endless Love (Steve Rogers y tú) (Steve Rogers & tú)

T2 - Capítulo XLVII: ¿Cómo era?

Llegamos al centro comercial y fuimos a ver los teléfonos, yo escogí un iPhone porque solo tenía que volver a abrir mi cuenta en ese teléfono y recuperaba todos mis datos, le pregunté a Steve qué teléfono usaba y respondió uno que usaba para llamar, no pude evitar reír.

- ¿En serio no sabes qué teléfono usabas? – le pregunté, negó con la cabeza – ¿era uno que tenía una manzanita así? – le pregunté mostrándoselo.

- Creo que sí – me dijo – la verdad, Tony fue quien me ayudo, dijo que debía decir que era para Industrias Stark.

- Entonces debe haber un registro del último teléfono, quizás así puedas recuperar las fotos, es lo que más duele cuando pierdes un teléfono, las fotos, estoy segura de que en esa galería debe haber fotos que aún quieras ver.

- Sí – respondió.

- Entonces, pediremos que lo busquen – él solo asintió, después de unos segundos, la chica que nos atendió le dio un teléfono igual al que usaba Steve.

- Eso sería todo, Capitán – le dijo la chica – cualquier cosa que necesite no dude en volver, incluso me tomé el atrevimiento de guardar mi número en su teléfono, ya sabe para cuando no pueda instalar alguna aplicación – yo solo miraba la situación mientras sonreía ya que Steve no tenía ni idea de que aquella chica le estaba coqueteando, él solo seguía atento en el teléfono.

- Ok, muchas gracias – respondió Steve para seguir caminando sin dejar de ver el teléfono.

- Gracias – le dije a la chica, ella solo asintió – ¿Steve?

- ¿Sí? – respondió sin dejar de ver el teléfono.

- ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?

- ¿Por qué las letras son tan pequeñas? – preguntó.

- Tranquilo, eso tiene solución ¿me permites? – le extendí la mano y me dio su teléfono para ir a configuración y agrandar el tamaño de las letras.

- Gracias, ahora yo te debo una – respondió sonriendo.

- No es necesario, Steve.

- Claro que sí ¿qué tal un almuerzo? – lo pensé por unos segundos, asentí y buscamos un restaurante para almorzar, ordenamos.

- ¿Steve?

- ¿Sí? – me contestó sonriendo mientras se apoyaba sobre la mesa.

- ¿No te diste cuenta que la chica que nos atendió estaba coqueteando contigo?

- ¿Conmigo? – preguntó sorprendido.

- Ni modo que conmigo – rio.

- Perdón, es que yo no soy bueno para estos asuntos.

- ¿En serio? – asintió.

- Mi primer beso lo recibí en el 45, bueno no, un par de años antes, me sorprendí bastante porque era de una chica que no conocía, pero luego sí recibí uno de la chica que me gustaba, mi avión se estrelló y no pude avanzar más con ella.

- Suena triste – le dije.

- Sí, luego no me di cuenta que mi mejor amiga estaba enamorada de mí, en una misión, ella me besó y pues, era mi mejor amiga, aún lo seguimos siendo, incluso ella ya está saliendo con alguien más.

- ¿Siempre paras recibiendo besos de chicas? – le pregunté, él solo asintió ligeramente avergonzado.

- Y con ____ ¿fue igual? – él se quedó callado – perdón, no debí preguntar.