Capítulo#4 Rotos por dentro.

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Perspectiva de Rafael.

Nunca antes he querido nada serio con nadie pues no creo en el amor, enamorarse no es para mí, pero ese día al llegar a la nueva escuela y verla a ella, cambié de opinión, es tan bonita, que hace que quiera todas esas cosas con ella. Está apartada de todos, totalmente sola, con su teléfono en la mano, al parecer está viendo algo que le interesa porque tiene sus ojos azules bien abiertos y su mirada iluminada. Tiene el cabello alborotado como si no se hubiera peinado en una semana, trae puesta una ropa ancha color oscura que hace que se resalte su blanca piel. Me acerco a ella y la saludo pero me ignora y leo algo en su teléfono que me sorprende.
- ¿Cómo quitarse la vida? ¿Te quieres suicidar? ¿Estás loca? - me altera escuchar o leer la palabra.
- ¿Quién te crees que eres para leer lo que veo en mi teléfono? Si me quiero suicidar o no, no es asunto tuyo. - me responde en mala forma.
- Perdón, es que mi hermano se suicidó hace dos años y cada vez que oigo esa palabra me altero. - sé que no debería meterme en sus cosas, pero desde que mi hermano mayor se suicidó mi vida cambio totalmente, él era mi ejemplo a seguir, mi mejor amigo, era como mi figura paternal, ya que mi padre vivía en la empresa todo el día y nunca estaba en casa. Cuando se asesinó, mi madre comenzó con sus problemas psiquiátricos, por lo que ahora está internada en un hospital, mi padre no para en casa, es todo el tiempo en la empresa o sino en prostíbulos. Mi vida es un caos y todo por culpa de un suicidio con una causa tonta: “la traición de la ex de mi hermano con los dos mejores amigos de él mismo”. Por está razón y por todas las infidelidades de mi padre a mi madre, nunca he creído en el amor ni he querido nada formal con nadie.
- Vale, ahora si no te molesta voy a seguir leyendo.
- ¿Esas cicatrices, son intentos de suicidios? - ¿por qué me sigo metiendo en su vida?
- ¿Me puedes dejar en paz?
- No entiendo cómo una chica tan linda puede intentar suicidarse. - este tipo de estupideces suele funcionar con todas, para que estén rendidas a mis pies, pero ella es diferente.
- La belleza no tiene nada que ver. - tiene toda la razón.
- ¿No me piensas decir tu nombre? - no me rendiré tan fácil.
- Naiara, que significa la reina de las flores, pero todos me conocen como la friki o la suicida.
- Yo no te llamaría así, eres diferente, ¿te puedo llamar Zebra Blue?
- ¿Cebra qué?
- Zebra blue, es una flor muy rara pero a la vez bonita, como tú. Deberías de buscarla en internet, en vez de andar leyendo esas cosas. - empleo mi tiempo libre en buscar cosas interesantes, así mantengo mi mente ocupada y no pienso en cosas tristes
- Leo lo que quiero, y no me gusta ese nombre.
- Bueno entonces seré menos creativo, rarita.
- Todo el mundo me cae mal, pero tú me caes peor. - me gusta que sea diferente al resto, todas las chicas me persiguen siempre y ya estoy cansado de eso, me gusta lo difícil, lo casi imposible.
- Gracias. - le digo con ironía.
Me mira con mala cara y se va.

Al entrar a clases el profesor comienza a hablar y presenta a los nuevos, entre los cuales estoy yo. Dejo de oír lo que dice justo en el momento en que me doy cuenta de que Naiara está allí. Ella mira por la ventana tratando de evitar que su mirada se encuentre con la mía.

Después de varias horas llega la hora de irse. Ella ha estado casi todo el dormida, ni siquiera atendía a las clases, se veía tan frágil. No sé por qué quiere suicidarse, pero en su mirada se puede ver miedo, inseguridad, tristeza. Quiero ayudarla a que salga de ese agujero oscuro, no pude evitar que mi hermano lo hiciera, pero sí puedo evitar que lo haga ella. Sé mejor que nadie lo que es estar deprimido, sin ganas ni motivos de vivir, sentirse solo y creer que tu mundo nunca se arreglará, perder la esperanza, me he sentido muchas veces así, pero estoy seguro que nunca acabaría con mi vida, en algún momento todo tiene que mejorar,la felicidad debe existir.

Cuando llega la noche decido llamarla, su número lo conseguí de una manera no muy buena, pero no contesta, así que le mando un mensaje.

- Rarita, que tengas una linda noche.

Como era de esperarse no me responde el mensaje. Tarde o temprano serás mía, rarita.

Al otro día hablo con ella y me niega que ese sea su número. Aunque por un momento le creo se me ocurre algo mejor, así que marco el número y comienza a sonar su teléfono, se queda muy sorprendida puedo verlo en la expresión de su cara, sé que no se lo esperaba.

Para comenzar a ayudarla, me he brindado para estudiar matemáticas con ella, pues viendo que casi siempre está dormida o entretenida, no creo que sepa mucho. Hemos quedado esta tarde en su casa.

Cuando llego a la dirección que me dió, dudando todavía que sea la correcta, toco el timbre.
Ella me abre, está algo más arreglada de lo normal, al parecer ya he empezado a darle sentido a su vida. Su casa es muy bonita y aunque es pequeña, es muy acogedora y organizada. Al parecer estamos nosotros dos solos. Después de estudiar un rato, me levantó de la silla para irme y ella va a acompañarme a la salida, entonces la halo hacia mí, de manera que su boca queda muy cerca de la mía. Su mirada me confunde porque veo en ella deseo pero al mismo tiempo miedo, está temblando, me olvido de eso he intento besarla pero en eso se abre la puerta:
- Hola nena - dice una señora que al parecer es su madre.

Naiara baja la cabeza avergonzada ya que la señora está muy borracha. La mujer me confunde con un tal Manuel, ¿será el novio de Naiara o qué? Después de eso se desmaya, así que la cojo en mis brazos y la acuesto en donde ella me dice, aunque se niegue y me pida que la deje en paz, no lo haré, no puedo, hay algo que no me deja hacerlo.
Como no estoy seguro de si Manuel es su novio o algo, le pido que seamos amigos, pero no quiere, no sé por qué se empeña en querer estar sola, en no aceptar la ayuda de nadie. Al parecer está peleada con toda su familia y solo tiene a su madre que es una alcohólica, trabaja para poder mantenerse y ha sufrido varias decepciones de personas cercanas, por eso es que ha perdido la ilusión por la vida, pero eso no es razón para quitársela, todos tenemos problemas, en un final todos estamos rotos por dentro.

Polos opuestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora