꧁Cap. 24꧂

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El sol nuevamente hacía su aparición en el horizonte inexistente, las aves comenzaban su canto después de una noche llena de angustia y desesperación por parte la bestia de hielo y fuego quien se encontraba rescostado alado de su amada Momo abrazandola de una manera tan sobreprotectora como si al momento en que dejara de hacerlo, ella desaparecería de la faz de la tierra para dejarlo a él nuevamente en una cruel y desesperante soledad eterna.

Acariciaba sus largos cabellos de cuervo con una delicadeza con la que jamás había tocado otra cosa en su vida, como si tuviera miedo de romperla solo con hacer un movimiento errático cerca de ella.

No había podido conciliar el sueño durante toda la noche, velando por Momo con el miedo que en un solo descuido le arrancaran aquello que es su corazón de sus brazos para llevarselo lejos de él para nunca verla de nuevo. Cualquier ruido, cualquier sonido, incluso el susurro más pequeño del viento entrando por la ventana lo alertaba y hacía que se aferraba aún más a Momo sin intenciones de dejarla ir. Había probado la felicidad y el amor por una vez en su vida y no permitiría estar nuevamente en vuelto en tinieblas y en una soledad eterna que lo mataba sin poder morir.

De pronto, Shoto sintió como Momo comenzaba a moverse en sueños con intenciones de despertar y al bajar la vista viendo como sus parpados revelaban sus hermosos orbes obsidiana con soñoliensa, formó una pequeña sonrisa y beso con ternura los labios de la joven olvidándose un momento de aquellos pesares que lo atormentaban.

—B-Buen día, Shoto— sonrió Momo con un pequeño sonrojo en sus mejillas y algo avergonzada por ser despertada de aquella manera tan dulce.

—Buen día... Momo— dijo Shoto sin borrar su diminuta sonrisa de su rostro llevando su mano de fuego al rostro de su amada para acariciar su mejilla como si fuera la joya más preciosa de aquel vasto universo.

—¿Quieres... Quieres desayunar? Te puedo preparar alguna receta exótica para que amplíes tus horizontes de sabor— preguntó Momo algo cohibida al sentir el agarre del bicolor sobre su cintura un poco mas fuerte mientras la atraía aún más hacía él en un intento algo desesperado de no dejarla ir.

—No... Quiero quedarme un poco más así contigo. Solo... un poco más— dijo Shoto mientras hundía su nariz en los cabellos de cuervo de Momo oliendo la deliciosa fragancia que la joven poseía en ellos.

Momo estaba algo confundida. Shoto jamás se había comportado así con ella, y aunque estaba acostumbrada a ser de cierto modo protegida por el bicolor, jamás la había tratado de una manera tan... frágil, como si con el simple soplido del viento ella fuera a desaparecer de su lado.

—Shoto... ¿Estas bien?— dijo Momo separandose del bicolor mientras se incorporaba en la cama y observaba con cierta preocupación en su mirada a su pareja.

—Si... estoy bien— dijo Shoto tratando de sonar convincente para Yaoyorozu.

—No, no es cierto. Siento un cambio en ti, Shoto, como si tuvieras miedo de algo. ¿Esta... Esta todo bien?

Shoto al mirar el rostro confuso y temeroso de Momo finalmente se incorporo en la cama quedándose sentado alado de su amada mientras llevaba una mano a su rostro y la acariciaba con gentileza y cariño sorprendiendo un poco a la pelinegra.

—No tienes nada que preocuparte, Momo. Yo no dejaré que nada malo te pase— dijo Shoto en un tono difícil de descifrar para Momo sembrando aún más duda en su corazón de oro, pero, decidiendo dejarlo de lado por el momento, se concentró en llevar el día con normalidad empezando con un desayuno preparado por ella misma para Shoto.

—De acuerdo, Shoto, te creeré esta vez— dijo Momo volviendo a sonreír mientras colocaba su mano sobre la que se encontraba en su mejilla —Ahora, comamos. Tengo mucho que hacer hoy antes de viajar a Tokio la próxima semana para ver la publicación de nuestro libro— Shoto asintió y retiró su mano del rostro de la pelinegra mientras decía:

"轟" (Shoto) La Bestia de Hielo y Fuego (Todomomo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora