CAPÍTULO 53

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TIGRESA

Cuarta hora, bueno, ya solo faltan dos... ¿Problema? Que creo que me bajo la regla y no sabía que hoy era...

Mierda, mierda. Que me baje usando este en casa... no aquí.
Como si controlaras eso.
Oye, es mi cuerpo, conciencia, tendré que intentarlo.

¿Y que paso al final? Pues que me bajo a penúltima hora. En serio, a veces me gustaría no tener ovarios, pero aquí estamos.

—¿Que pasa?— pregunta Zack a mi lado, el timbre ha soñado y no he salido disparada.

—Tengo un problemita...— murmuro y no quiero levantarme. Que vergüenza.

Y sin pensarlo más, me levanto y veo la silla manchada, menos mal no queda nadie, veo a Zack que se quita la sudadera negra que tiene puesta y me la da con una sonrisa.

—Amárratelo en la cintura, inventare una excusa.— dice y le hago caso, me doy la vuelta y le enseño el culo.

—¿Se nota?— preguntó y miró por encima de mi hombro a Zack, que mira mi culo descaradamente y no especialmente por la mancha en mi pantalón.

—No se ve nada.— dice .

—Gracias, luego te devolveré la sudadera.— digo saliendo por la puerta.

—Si claro...— le escucho decir y sonrió.

Somos bipolares.
Lo se.

Al llegar me ducho y me cambio de pantalón, me coloco mi jean favorito (el negro ajustado con agujeros) un top blanco.

El tiempo que se demoran los chicos en llegar me la paso con mi padre, nuestra relación mejoro notablemente y me alegro, he vuelto a ser su niña pequeña.

—Ya, ¿no?— pregunta Ailen a mi lado, yo tengo la vista fija en mi móvil mirando en Instagram tattos o pircings, esperando pacientemente para que se alisten y busquen todo lo necesario para el partido de hoy.

—¡Deja de acosarnos!— se queja Ara y rio.

—¿Los demás están listos?— preguntó y los chicos que juegan se sientan a mi lado. Es decir, caramelo, Dylan están sentados a mi lado y Alex que nos quedamos de encontrar allá.

No se pero a mi me huele que está teniendo algo a escondidas, hablaré con él, no me mentirá, soy su confidente.

Miro la hora, 4:30.

—¿Horas?— pregunta Ryan y aprovechó.

—Léelas— señaló el reloj que se encuentra en frente de nosotros y arriba del televisor.
Veo como piensa y calcula.

—Las 26 y 78— dice y estalló en carcajadas, se que bromea.

—Si y 78— le sigo el juego y terminamos en más carcajadas.

—¡Ara! ¡Que son las 26 y 78! Se nos hace tarde que demora haces— dice Ailen que reía antes con nosotros y Dylan.

—El partido es a las 6, si, ¿no?— preguntó

—Si, así que el demorado de Ara tiene tiempo—
Contesta Dylan a mi lado, que mira tatuajes conmigo.

—Este no me le haría, no se...— digo mirando la imagen de un brazo tatuado por un osito.

—Yo tampoco.— dice Dylan

—¿Tu tienes tatuajes?— preguntó y le miró, él apoyado en mi hombro me mira.

—Nop, pero quiero hacerme uno, pero no solo, solo no— dice y sonrió

—Yo tengo que hacerme otro, nos lo podríamos hacer juntos él mismo.— digo y él sonríe entusiasmado al igual que yo.

¿VOLVER A ENAMORARME? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora