Conocerte

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En la ciudad de Santiago, yacía un orfanato llamado Samane que alberga a niños dados en adopción y también niños de la correccional. Las regularizaciones del país en lo que se refiere al cuidado infantil es deplorable, tanto jóvenes de hasta 16 años que han sido culpados por diferentes crímenes como robo, asalto, entre otros, son mandados a residir en conjunto con los niños huérfanos.

La consecuencia de estas medidas ha acarreado que diversas situaciones de abuso e incluso suicidios se induzcan en los jóvenes, logrando que todos los que residan en esos lugares de acogida tengan una alta probabilidad de contraer un desorden mental que varía desde la ansiedad hasta la depresión.

Es en ese lugar donde Gregory, un niño huérfano, tuvo que aprender a sobrevivir de las mejores formas que podía. Aquel que fuera indefenso, frágil o demasiado sensible estaba destinado a ser un blanco perfecto para los abusos físicos o verbales, tanto por parte de los residentes como los supervisores del establecimiento. Estuvo en ese lugar desde los dos años, sus padres — según le dijeron — decidieron darlo en adopción por voluntad propia, un hecho que le carcomió durante muchos años provocándole algo de culpa y baja autoestima, pero el sentimiento que más infundió en él fue: el miedo.

Esta emoción no es solo un instinto de supervivencia que desarrolló por ser huérfano, sino que es una forma de vida donde su carácter es mermado al punto de desordenar su personalidad, volviéndolo alguien frío y carente de apegos emocionales más que su propio egoísmo.

Actualmente ya es más grande, las golpizas y abusos que recibió en el pasado no eran algo que lo atormentara hoy en día. Los más grandes siempre abusan de los pequeños y él se encargaba de que esto siguiera así para demostrar que él, Gregory, manda en ese lugar. Su cabello marrón seco, cicatrices de heridas en sus rodillas, codos y brazos eran la prueba de lo mucho que se había esforzado en sobrevivir.

Hoy es otro día dentro de ese establecimiento, el ambiente frío y desolado se siente a flor de piel como es de costumbre, sin embargo, cuando pasas mucho tiempo en un lugar así, es normal que lo sientas como cualquier otro día. El niño abre los ojos, despertando en la litera del primer piso, los otros niños estaban haciendo ruido mientras se vestían. Era molesto como siempre.

A penas se levanta de su cama, los otros se vuelven a una compostura tímida.

"Así es como debe ser"

Se viste a sus anchas sin importarle ser visto desnudo por los demás, ya era bastante lío tener que poner toallas en la litera a modo de cortina. Sus compañeros de la mini banda que había formado lo esperan tan puntuales como siempre a unos cuantos pasos de su litera, ellos eran los únicos con lo que había formado algo parecido a la amistad, mas procura que esa idea se mantenga al límite, prefiriendo llamarlos "subordinados".

Su rutina normal es dar un paseo por la mañana hasta los cuartos de baños para descargar sus necesidades fisiológicas. Y pese a que esto es algo meramente suyo, los otros lo insisten en seguirlo, aunque Gregory sabe que lo hacen porque quieren, se sienten fuertes siguiendo al jefe del lugar sea este o no de su agrado.

— Gregory. Vamos a comer, tengo hambre.

— Vamos a ir después, primero iré al baño.

El de cabellos marrones miraba a su circulo conformado por tres chicos y una chica, procuraba que ninguno le hiciera alguna mueca por la espalda, en especial la chica, ya que si lo hacía entonces él tendría que disciplinar, ya sea a gritos o si la conversación se tornaba más fuerte, a golpes.

Entran al baño y una vez que sus necesidades ya fueron completamente satisfechas es que puede ver bien a través del espejo el aspecto que se cargan, todos se ven desastrosos como siempre, el olor a ropa usada y húmeda es la fragancia estándar en este lugar, no tienen opción. Saliendo del baño seguido por su grupo, mientras se encaminan al comedor ve como un pequeño chico en el patio está siendo intimidado por otro grupo de abusadores del orfanato. Están quitándole algo al parecer, quizá la comida matutina o seguramente algo de valor que se atrevió a mostrar.

Esperanza (Gregory x Evan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora