Una voz inaudible ━Encanto [Dolores x Mariano]

━ Capitulo 16

|De buenas acciones el infierno está lleno...|

Tarde o temprano todos lo sabrían.

Dolores se quedaba en casa de su hermano al inicio. Pero volvio a su antigua vivienda por petición de su ex pareja. Con la única condición de que él se iría.

Los demás buscaron por días tratar de conversar sin éxito alguno.

Incluso lo más increíble es que los demás, pasado un mes de incidente. (A excepción de la rama familiar de Pepa y Bruno) seguían planeando la ceremonia.
Lo planeaban de manera rigurosa para evitar hablar del incidente ocurrido con Dolores.

Cómo siempre lo hacían los Madrigal, enterrar el problema de raíz.

Obviamente hablaron con Adela, quien al principio lo tomó pésimo, sin embargo al pasar de algunos días tuvo que asimilarlo.
No es como si tuviera opción.
Asimilar que su madre ya no viviría con ella, cada uno en su propia casa, con su vida por separado.
Llevaba meses llendo y viniendo, viendo y sintiendo en secreto. Sin estabilidad.

¿Pero lo peor?

Lo peor es que Adela estaría viviendo en casa de su madre biológica después de la ceremonia aunque buscaran decirle que no.
Y aunque todos le negaron que la separación de sus padres fue a causa de Isabela, ella siempre tenía en mente que lo fue.

La relación entre Mariano e Isabela era tensa, pero fingían por la ceremonia. Porque esa maldita ceremonia estaba siendo el único barco de salvación que crearon todos para Adela.

En este momento Mirabel, Isabela y Mariano convivían después de la comida. El trío quedó en la mesa pues estaban cuidando de Adela, eso implicaba ayudar con su tarea.

—¿Puedo llamar a mi mami?— pregunto a su padre.

—En este momento no, mi cielo. ¿Para qué?

—Ella me explica rapidito.

—No, ahora Isabela te explicará o la haces sola.

Todos se dirigieron miradas incómodas hasta que al ver cómo la pequeña no pensaba pedir ayuda, los padres de ésta se fueron a resolver algún pendientes de la fiesta.

—Pronto se resigna.

—No Mariano, la estoy torturando con mi presencia.

—Es una solo una pelada que trata de lidiar con las armas que tiene.

—Lo sé pero-  — intento dejar ese tema por la paz. —Supongo que gracias, por estar aquí cuando más siento que nada tiene sentido.

Y por otro lado Mirabel trataba de platicar con su sobrina. Sentía tanta pena por la contraria al verla sufrir lentamente, era tan pequeña para vivir tantos cambios.

—¿Te está gustando tu nueva casa?

—Si— la menor fingió emoción. —Pero no viviré acá.

—Claro que no, tú vives dónde siempre.

—No, ahí tampoco.

—¿Cómo dices?

—Si, mi papá vivirá aquí en Casita con Isabela y el venderá nuestra casa, con lo que reciba le dará a mamá dinero para que se compre una casa lejos y yo viva con ella.

Las ocurrencias antes dichas la dejaron perpleja, estaba casi segura que ninguno pensó, dijo o haría eso.

Con justas razones cuando llegaron sus padres les aviso de lo dicho, quienes le confirmaron que lo dicho por Adela efectivamente era mentira. Y se llevó su reprendida.
Todo eran mentiras por la dificultad de lidiar con la realidad actual de su vida, y dejar en claro que no quería a Isabela cerca.