En la repisa

TAN SEXY

MIÉRCOLES 10:31

Una vez que sonó la campana, el pasillo se llenó de estudiantes apresurados. De la mano, Sam y Sophia caminaron por el concurrido pasillo, Sophia apoyó la cabeza en su hombro.

"Entonces, ¿cómo estuvo Italia?" preguntó Sam.

"Hacía un calor chisporroteante, pero fue encantador. Adoro Florencia, quiero volver a visitarla algún día, pero preferiblemente contigo la próxima vez. Realmente te extrañé, sabes... Deseaba que estuvieras allí".

"Al menos te divertiste. Eso es lo que cuenta". Sam dijo, pero sus pensamientos estaban en otra parte.

"Oye, ¿irás a la fiesta de Harrison el sábado? Escuché que será genial. Buena bebida y buena música... ¿Quieres ir?".

"Uh, no sé... Mi papá quiere que entrene muy duro durante el fin de semana. Tengo un gran partido en dos semanas, así que..." Sophia se detuvo abruptamente en medio del pasillo causando una conmoción confusa detrás de ella.

"Sam..." ella negó con la cabeza desalentadoramente. "¡Esa es una excusa poco convincente y lo sabes!" Sam desvió la mirada. "Las fiestas son de noche, se entrena de día. Ahora, a menos que tu papá te prohíba divertirte, no sé por qué no deberías ir", continuó.

"No es eso..." dijo Sam.

"¿Qué pasa entonces?", interrumpió Sophia. "Creo que estás dejando que todo este asunto del boxeo se apodere de tu vida. Ya ni siquiera tienes vida social, Sam. Quiero decir, ¿cuándo fue la última vez que saliste con amigos?", preguntó. Sam permaneció en silencio. Sabía que ella tenía razón, pero no sabía qué decir. Sophia lo miró con una mirada de preocupación en su rostro.

"Todo lo que haces es entrenar, ya ni siquiera tienes tiempo para mí debido a este estúpido pasatiempo tuyo. Necesitas relajarte a veces, ya sabes".

"¿Qué quieres decir con que no tengo tiempo? Pasamos el rato cuando podemos, ¿verdad?" se confundió.

"¿Recuerdas todas nuestras citas que cancelaste el año pasado?" ella levantó las cejas hacia él.

"Oh..." él asintió.

"¡Si, exacto! Esta afición te ha hecho..." empezó a decir.

"No es solo un pasatiempo". Sam se irritó. "Es una forma de vida. Todos los días que me levanto pienso en eso, me acuesto pensando en eso y vivo el día respirándolo". Sophia lo miró con la boca ligeramente abierta.

"Eso es lo que yo llamo obsesión", dijo finalmente. "Desearía que te fueras a la cama pensando en mí también, pero supongo..."

"¡Oh, no seas ridículo!", dijo.

"De todos modos, ¿puedes persuadir a tu padre para que te deje ir? ¡La gente dice que bien podría ser la fiesta del año escolar!".

"Septiembre apenas comenzó y la gente ya es tan rápida para sacar conclusiones precipitadas..."

"Bueno, Harrison organiza las mejores fiestas cada año".

La campana sonó de repente, haciendo que los niños salieran corriendo en todas direcciones.

"Me tengo que ir ahora." Soltó su mano.

"¿Qué tienes?"

"Inglés. ¿Tú?"

"Educación física", dijo.

"¿Te veo después de la escuela en mi casa?"

"Sí, genial." La besó por última vez antes de que se separaran.

Entrar en el camerino le parecía a Sam entrar en un zoológico. Siempre pasaba algo. Niños salpicando agua de botellas exprimibles en un lado de la habitación, apuntando a cualquier alma inocente que pasara. Y al otro lado de la habitación reconoció a Harrison, que en ese momento se estaba entregando a un combate de lucha libre contra Tyron, con ruidosos muchachos semidesnudos animándolos. Sam casi se resbala en el piso mojado, pero logró llegar a su casillero de manera segura cuando sintió algo húmedo entre sus piernas.

"¡Vaya! ¡Miren todos! Sam se orinó", escuchó decir a Damien. Los demás se rieron de él, señalando su entrepierna y burlándose de él. Sam miró hacia abajo y apretó los dientes con ira.

"¿Qué edad tienes, Damián? ¿Cinco? ¡Crece por una vez y deja de rociar a todos con esta estúpida agua tuya!", dijo.

"Oye, relájate, hombre", dijo Damien a la defensiva. Solo estamos jugando. No seas tan deprimente", se burló.

Sam lo ignoró, abrió su casillero y comenzó a cambiarse mientras a su alrededor continuaba la guerra del agua, Damien guiaba a su grupo de niños inmaduros hacia otro grupo de estudiantes de segundo año recién llegados. Sam negó con la cabeza hacia ellos. Tuvo clases de educación física con Damien el año pasado y en ese entonces solía ser más maduro de lo que parecía ahora. Damien estaba ahora en tercer año, solo un año mayor que Sam, pero a veces la edad no reflejaba necesariamente la madurez mental. Damien envejeció pero retrocedió en la edad mental en lo que respecta a Sam.

Cuando terminó de vestirse, se sentó en el banco, observando a los otros niños que todavía estaban semidesnudos y jugaban con sus botellas de agua. Tan inmaduro como encontró que era toda esta pelea de agua, al menos los chicos se estaban divirtiendo, los observaba, perdido en sus propios pensamientos. Estaban siendo ruidosos, pero él los desconectó. Miró vacuamente al frente. Entonces vio al chico nuevo entrar al vestidor.

Bradley parecía sorprendido por lo que estaba pasando frente a él. Damien persiguiendo a un pobre estudiante de segundo año para que se escondiera detrás de los armarios, Tyron sosteniendo a Harrison con un extraño estrangulamiento, Matt y Steven inflando globos, llenándolos con agua y arrojándolos a personas al azar. Todo el lugar era un desastre y Bradley se quedó clavado en el lugar, observando la vista poco común antes de entrar. Sam lo vio dirigirse hacia uno de los casilleros, tratando de evitar cualquier ataque de agua por parte de los niños. Lo observó mientras Bradley se desvestía. Sam se sorprendió al ver un paquete de seis debajo de su camisa. Sabía que el chico nuevo debía haber trabajado duro para lograrlo y eso lo hizo respetar aún más a Bradley. Una vez que Bradley se vistió, se dio la vuelta y tan pronto como hizo contacto visual con él, Sam miró hacia otro lado, avergonzado y con la profunda esperanza de que su rostro no lo mostrara.

Sam mantuvo su mirada hacia adelante, tratando de evitar los ojos de Bradley, pero por el rabillo del ojo lo vio acercarse. Oh, mierda, pensó. El latido de su corazón se aceleró.

"Hola", escuchó decir a Bradley.