𝐓𝐡𝐞 𝐬𝐮𝐥𝐭𝐚𝐧'𝐬 𝐦𝐚𝐢𝐝

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23 de julio 1699
05:56 am

Eran aproximadamente las 6 de la mañana el ambiente era muy pesado, no había podido dormir esa noche en especial tenia un mal presentimiento. Estaba por dormir pero alguien irrumpió mis aposentos, de inmediato supe que mi presentimiento era cierto, algo no andaba bien.

Cerre mis ojos y apreté la daga entre mis manos, dispuesto a atacar a cualquiera que hubiera osado a irrumpir en mis aposentos.

-Príncipe.-Escuché aquel susurro, seguido de un toque en mi hombro, y de inmediato dirigí la daga hasta el cuello de aquel hombre.

-Tranquilo príncipe, no eh venido a hacerle daños, sin embargo me han ordenado llevarlo a los aposentos del sultán

-¿MinHo? ¿Porque su majestad desea verme a esta hora?, ¿es una trampa? Mi padre me asesinara ¿no es así?.- espere alguna respuesta, sin embargo no dijo una palabra más, solo me ayudo a vestirme para después dirigirnos a los aposentos de mi padre.

Me apoyo durante las penurias, me ayudas en tiempos difíciles, protegeme mi señor omnipresente... Protegeme y ayúdame con tu infinito poder

Al cruzar las puertas que dirigían a los aposentos del sultán, esperaba cualquier tipo de escenario excepto; ver a mi padre inerte en su cama, siendo rodeado por 20 concubinas vestidas de negro, las cuales al verme hicieron una reverencia, iba acercarme para corroborar si lo que pensaba era cierto, sin embargo la voz de mi madre me detuvo y me guio hasta el balcón de aquel apocento.

-Yoongi mi amado hijo, desafortunadamente nuestra majestad, el sultán Min HaeJin a fallecido, a partido hacia el reino eterno.

Senti un nudo en la garganta, el aire empezó a faltarme e inmediatamente mire hacia aquella cama donde descansaba el cuerpo de mi padre, quise correr hacia él y aferrarme a su cuerpo como cuando era niño para que el no me dejara pero nuevamente la voz de mi madre me detuvo.

-Tu amanecer comienza ahora, este es tu día, de ahora en adelante el bendito trono de Min HaeJin, te pertenece a ti, sultán Min Yoongi.-Dicho aquello se reverencio ante mí con una gran sonrisa de oreja a oreja, como si hubiera esperado tanto que aquel momento llegase.

Yo, sultán Min Yoongi asendi al trono cuando menos lo esperaba, y ni siquiera se me permitió llorar la muerte de mi padre

Isla Mainland, Escocia.
24 de julio 1699

Park Jimin un hermoso doncel pelirrojo, hijo de una de las tantas "criadas" del reino Kim. Vivía felizmente junto a su madre y hermano en aquel reino ayudándo a su madre de vez en cuando a hacer los quehaceres del palacio. O al menos eso hacía hasta que a los oídos de la reina Kim hyesun llegó el rumor de que Park Jimin el hijo mayor de su criada personal era un docel.

Los donceles en aquel entonces eran conciderados una bendición debido a que eran muy pocos, casi inexistentes y cuando encontraban alguno eran casados con algun miembro de la familia real o eran enviados como regalo al imperio Min como un tratado de paz.

Para Jimin su destino no fue otro que ser enviado al imperio Min, debido a su gran belleza y escultural cuerpo.

¿Que si se negó?. Claro que lo hizo, después de todo no podía dejar a su madre y hermano solos, pero al ser un simple sirviente no fue escuchado, además la reina había dado la orden para que todo pareciera un simple secuestro, puesto que por alguna extraña razón el Rey jamás permitía que el hermoso doncel fuese tocado.

Esa noche a Jimin le fue arrebatado aquello que más amaba, su familia y su libertad.

Seúl, 27 de julio 1699

—Mi sultán yo, no quiero presionarlo pero... ¿no ah considerado empezar con las visitas de las concubinas a sus aposentos?, después de todo si quieres ser poderoso tienes que convertirte en padre inmediatamente, debes de asegurar tu sangre digo no me lo tome a mal pero cuanto antes tengas un heredero mejor, asi evitaremos cualquier ataque a la dinastía, después de todo usted solo está en el trono porque su hermano el príncipe Jungkook lo rechazo, pero en cualquier momento él podría querér tomar lo que por derecho le pertenece.

—Madre, tú... ¿estas insinúando que mi propio hermano me mataría solo por no tener un heredero?

—Vamos Yoon, no me refiero a eso. Solo estoy preocupada, alguien en cualquier momento podría atentar contra ti y no quiero perderte, no lo soportaria. Asi que no lo tomes a mal solo fue una sugerencia.

—Entiendo tu preocupación pero, ¿realmente teniendo un heredero me salvaría de una traición? o solo ¿no quieres perder el poder que tienes ahora eh?, vamos madre ambos sabemos que mi vida te importa un carajo y que preferirías mil veces que quien hubiese sido envenenado fuera yo y no mi hermano. —el sonido de una cachetada rezono en aquel aposento y un silencio de muerte se hizo presente.

—Min Yoongi, estas sobre pasando los límites, conoce tu lugar a pesar de todo sigo siendo tu madre y me debes respeto.

—Quien debería conocer su lugar eres tú "madre" ahora porfavor retirate, te quiero fuera de mi vista, o de lo contrario me importara un comino que seas mi madre y ordenare tu ejecución.

— Yoon, yo- perdón solo... —con los nervios a flor de piel y terror en su mirada, la mujer se arrodilló frente a su hijo había perdido el control y una falta de respeto de tal magnitud debía ser condenada con la muerte ella lo sabía perfectamente, para su suerte en aquel momento la puerta fue tocada, anunciandose uno de los tantos guardias—.

—Su majestad, disculpe que lo interrumpa, han llegado las nuevas concubinas, y se dice que entre ellas viene un doncel, procedente del reino Kim— terminó de decir con una reverencia e inmediatamente se retiro sin darle oportunidad al sultán de contestarle ya que la tensión en aquel aposento era demasiada, Con un largo suspiro y una sonrisa ladina Yoongi se dirigió a su madre.

—Sultana, puede retirarse, reconsidere su "propuesta" y está noche visitaré el harem.

Siendo sinceros lo que le había echo cambiar de opinión no fue "la propuesta" de su madre, si no aquella revelación que su guardia había hecho.

Pues para nadie era un secreto las preferencias sexuales del Sultán si, se acostaba con las concubinas de su harém pero sinceramente prefería a los donceles.