Amor, Justicia y Pecado -XICHENG-

~Capitulo 1.

Amor, Justicia y Pecado.

CAPITULO 1: Esos ojos morados.

—¡Ah! M-más ra-rapido... ¡Ah XiChen!... –Suplicaba por más placer un Omega de ojos morados, cabello negro como la tinta, de piel blanca tersa.

–Ah...Ah... Oh A-Cheng... Mnn... ¿Quieres que vaya más rápido? –Preguntó un Alfa a las espaldas del Omega, embistiendo rápido y firmemente; dando en el punto dulce del Omega. Un Alfa con ojos color café claro, cabello negro, una piel blanca y suave como el Jade.

–Ah... ¡Sí!... ¡Aah!... A-ahí...

–Ngh

El Alfa volteó al Omega, quedando frente a frente, se besaron con pasión y al mismo tiempo; desesperación. El Alfa bajó por el cuello del Omega dando besos, chupetones, mordidas y lamidas. He iba a embestir otra vez, hasta que...

–¡PAPÁ, MAMÁ! ¡TUVE UNA PESADILLA!...

Se acabó el placer y el amor de pareja en solo un 5 minutos.

XiChen salió del cálido interior de Jiang Cheng, este último empujó al Alfa fuera del la cama lanzando algunas sábanas para que se tapara. Y tomó una sabana mas gruesa y se tapó así mismo.

Su hijo, de apenas 5 años; abrió la puerta estrepitosamente. Alegremente el infante gritó desde el pasillo avisando a los amantes que no podían seguir...

–TUVE UNA PESADILLA HORRIBLE Y... –Miró a su padre en el piso con sábanas encima y a su madre con otras sábanas cubriéndose–

–H-hijo... –Trato de hablar XiChen.

–¿Que estaban haciendo? –Preguntó JingYi ladeando la cabeza hacia la derecha. Ver a su padres así le dió curiosidad y rápidamente se olvidó a lo que venía; ser consolado por sus padres por un mal sueño.

–¡Nada! –Gritó Jiang Cheng avergonzado.

–¿Qu-qué pasó A-Yi?

–¡Ah! Tuve una pesadilla papá... – respondió el menor con un puchero y ojos llorosos.

–Ven aquí.

–A-Niang.. –1...2...3... Ya– ¡TUVE MUCHO MIEDO DE ESA PESADILLA!

El menor se lanzó haci su A-Niang. Jiang Cheng le empezó a acariciar la espalda y a liberar su aroma a Lotos y durazno. El menor se tranquilizó. Pasó un minuto y JingYi ya estaba nuevamente en los brazos de Morfeo; osea, nuevamente en un sueño profundo hasta el día siguiente...

–Hay que hacer algo con las pesadillas.

–Si... Te estoy viendo la intenciones, ni se te ocurra levantar a JingYi con telequinesis. Te mato, y además prometiste no hacerlo. –Jiang Cheng frunció el ceño y miro de manera asesina a su esposo.

–... Voy a buscar agua mejor.

Y así pasaban sus días... Y noches por supuesto...