━ Capitulo 14

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| Déjame escuchar dulces mentiras que me hagan creer que aún me amas... |


Unas semanas más tarde el mundo trataba de seguir rodando en su curso natural.
En realidad nosotros lo percibimos así, porque solo nuestro mundo se desordenó.

Alma aprovecho que Isabela ya estaba dada de alta y estaba visitando la casa de Dolores para reacomodarle su habitación. La fémina mucho más fuerte se permitió incursionar en la vida de su hija. Por eso estaba allí.

-¡Mi vida! ¡Llegó mamá!- la mujer de chinos gritó lo más que le permitía su don tan pronto como llegó junto con su prima.

Isabela estaba nerviosa, en absoluto quería invadir el espacio de su hija y mucho menos hacerla sentir así, pero a la vez necesitaba su cercanía.
Tomó asiento en la sala, era acogedora, con un olor a hogar impresionante. No pudo evitar mirar las fotografías colgadas a su costado; algunas copias las había visto en su diario mientras que otras no, eran aquellas que se enfocaban más en la familia que Mariano y Dolores habían formado.

Él adulto después de dejar las cosas de su esposa giró topándose con la imagen de una Isabela hipnotizada con las imágenes frente a ella. Si bien se sentía incómodo, sentía la necesidad de no dejarla ir.
Estaba a nada de dirigirle su palabra cuando su pareja intervino.

-Sientete en confianza, está también es tu casa prima. Mh.

-Muchas gracias Lolita.

En ese momento la niña más hermosa de lo Madrigal bajo a paso rápido con su tía Mirabel detrás. Tímidamente se escondió en la falda de Dolores.

-Hola Ade.

-Hola- contestó a su madre de manera indecisa, miró a Dolores para que le diera un apoyo. La mujer lo entendió así que tomó su mano para poder avanzar hacia la morena.

-Dale un beso a mamá Isabela- alentó.
A paso lento se aproximó, su beso fue cálido a comparación de la última vez.

-Te tengo un regalo, espero te guste- le tendió una bolsita de tela suave, sus manos pequeñas la recibieron con gusto mientras que los demás adultos adulaban el detalle.

-¿Qué es, cielito?- Mariano interrogó para emocionar a su hija. Tenía que mostrase optimista para hacer sentir segura a la menor.

-Es una muñeca- mencionó con emoción. El juguete estaba hecho de tejidos de distintas platas, su pelo lleno de flores que jamás se secaban le daban el toque atrevido.

-¿Te gustó? Sé que no te conozco muy bien Ade, si deseas cambiarlo, puedes hacerlo y te regalaré lo que tú quieras- le dijo rápido a su hija con el miedo de no agradarle, no era el momento de arruinar su reciente relación.

-No, me gusta mucho Isa.

-Tu también tienes un regalo para ella- Mirabel hizo recordar a su sobrina, así que fue a la mesa para tomar una hoja tendida. La ofreció a Isabela quien la tomó gustosa. Era un dibujo.

-Es lindísimo- no pudo contener un suspiro de emoción. -¿Ésta eres tú?

-Si, la de aquí es mi mamá, el de aquí es mi papá y la más chiquita eres tú- señalo respectivamente.

-Por que no vas a enseñarle tu cuarto a mami ¿si?

Y así ambas subieron escaleras arriba muestras los sobrantes acomodaban el banquete que tendrían más tarde. El día sería largo.

. ◍ ✧

Mirabel dormía en un cuarto de vistas y esa noche tuvo la compañía de su hermana como cuando eran niñas. Justo ellas tenían cosas pendientes como con los demás.

 Una voz inaudible  ━Encanto  [Dolores x Mariano] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora