Los choques entre pieles eran constantes. Seguidos de altos gemidos que inundaban la habitación por completo, mientras que mantenía las caderas ajenas bien sujetas con sus manos, hasta el punto donde una marca roja quedaba en la piel sobre la que se ejercía la fuerza.
Tenía una vista espléndida de aquel rojizo trasero el cual poseía noche tras noche sin ningún tipo de objeción, pudiendo contemplar cómo el dueño de este tenía firmemente la sábana de la cama enredada con su mano. Con el cuerpo temblante de tantas veces donde su próstata era deliciosamente chocada por el miembro ajeno.Estaban tan sumidos en su propio mundo, que poco les importaba si es que eran escuchados por sus vecinos, cosa que debido a los golpes de la cama contra la pared en la que se apoyaba, a ese punto de la noche, era inevitable que así fuera.
Los jadeos, gemidos roncos y agudos, se encontraban preciosamente presentes aquella noche. Mientras ambos amantes disfrutaban del cuerpo ajeno de diversas maneras.
La espalda del menor se encontraba marcada en múltiples sitios, especialmente en sus omóplatos y hombros, llenos de chupetones y mordidas territoriales las cuales únicamente estaban destinadas a dejar en claro el paso de aquel hombre con quien hace tiempo ya que habían oficializado su relación.
Tomó una de las piernas del de cabellos melocotón, frenándose a sí mismo y saliendo del interior ajeno para darle media vuelta, dejándolo apoyado sobre su antebrazo izquierdo. Estaba a punto de llegar, entonces, quería poder espectar exquisitamente cómo este disfrutaba de aquellos movimientos.. Para así poder verse estimulado aún más. Sus gemidos casi feminos no le eran suficientes.
--Estoy a punto de correrme, pequeño... --Exclama, mirándolo lleno de deseo, mientras dejaba apoyada la pierna ajena sobre su hombro, exponiendo completamente el trasero de Nahoya para su deleite-- Así que espero que hagas tu mejor actuación de la noche.
El menor simplemente se limitó a observarlo, con sus mejillas suavemente decoradas de una tonalidad rojiza, y sus labios entreabiertos por los cuales hace poco habían escapado exquisitos gemidos, los cuales estaban formados por unos cuantos insultos y también su nombre.
Ah.., No había mejor forma para él de ser llamado por ese mini desgraciado, que siendo su nombre gemido mientras invadía completamente el cuerpo de su interlocutor a diestra y siniestra, hasta dejarle con las piernas temblando y casi sin poder quedarse de pie.
--S-Solo hazlo, imbécil. --Espeta Nahoya, gimoteando, con su respiración acelerada y sintiendo cierto cosquilleo en su parte baja.
Sonríe ladino al escuchar aquella respuesta. Volviendo a introducir su pene en aquella estrecha, caliente y húmeda entrada que parecía haber sido creada específicamente para poder ser llenada con sus centímetros.
Sostenía firmemente la pierna ajena, mientras retomaba sus movimientos con brusquedad y salvajismo, causando que el contrario terminara desplomándose sobre la cama, mientras hundía su rostro en la almohada la cual se encontraba a su lado, sosteniendo esta con fuerza y su garganta siendo llenada de lascivos sonidos los cuales terminaban siendo ahogados por aquel objeto.Estaba a punto de llegar a correrse, justo cuando..
Toda su fantasía fue interrumpida por una muy molesta voz.
--¡Hasta que reaccionas hijo de puta! --Vocifera Haruchiyo, propinándole un fuerte golpe con el libro de historia que tenía en su mano-- ¡¿Acaso estabas en medio de una cogida mental que no respondías, imbécil?!
Se encontraban en plena clase de historia mientras todas esas escenas pasaban por su mente como una película la cual podía sentir como si estuviera viviéndola.
Estando rodeado de Haruchiyo, su hermanito Rindo, y también Hitto, quien ese día había tomado la mala decisión de sentarse cerca de aquel grupito de tarados.
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Hottest memories || RanLey [+18]
Fanfic𝖫𝖺 𝗆𝖾𝗆𝗈𝗋𝗂𝖺 𝗉𝗎𝖾𝖽𝖾 𝗌𝖾𝗋 𝗎𝗇 𝖺𝗋𝗆𝖺 𝖽𝖾 𝖽𝗈𝖻𝗅𝖾 𝖿𝗂𝗅𝗈. 𝖯𝖾𝗋𝗈 𝗍𝖺𝗆𝖻𝗂𝖾́𝗇, 𝖾𝗌 𝗎𝗇 𝖾𝗑𝖼𝖾𝗅𝖾𝗇𝗍𝖾 𝗆𝖾𝖽𝗂𝗈 𝗉𝗈𝗋 𝖾𝗅 𝖼𝗎𝖺𝗅 𝗏𝗈𝗅𝗏𝖾𝗋 𝖺 𝗋𝖾𝗏𝗂𝗏𝗂𝗋 𝗅𝖺𝗌 𝗲𝘀𝗰𝗲𝗻𝗮𝘀 𝗺𝗮́𝘀 𝗰𝗮𝗹𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲𝘀. ───...