JUEVES 24
JENNA
Era difícil ignorar las miradas que recibía cada vez que daba un paso por el pasillo. Había ido a clase por dos razones principales, porque no quería quedarme en casa sola otra vez, mirando aquellas paredes que cada vez se acercaban más, y porque tenía que mantener un ojo puesto en Kyle.
Todos hablaban de que mi hermano y yo habíamos caído desde una azotea. Ahora que los días de luto habían acabado, también lo hacía el respeto, y susurraban respecto a la razón por la que nos encontrábamos allí, y lo que verdaderamente había ocurrido para que ambos nos precipitásemos al vacío de esa manera tan trágica.
-Tenemos literatura- comentó con una alegría fingida Mara, apareciendo junto a las taquillas.
-Podríamos saltárnosla- Lydia se mordía las uñas con nerviosismo.- ¿Y si decide hacer algo? ¿Y si se transforma en un demonio, y...?
- Sí, y le salen cuernos y cola- ironizó la muchacha de cabello negro, rodando los ojos, y Lydia le fulminó con la mirada, para después girarse hacia mí como si yo tuviese las respuestas a todos los problemas del mundo.
- No creo que vaya a transformarse en un demonio- murmuré, levantando la vista de mi teléfono. Sin embargo, no me sentía tranquila.- ¿Dónde está Kyle, por cierto?
-Creo que ha ido al baño.
-Voy a ir a ver.
Pero Mara me agarró del brazo, rodando los ojos hacia un lado.
- Tía, déjale algo de espacio personal. Igual sólo quiere estar sólo.
- Nuestro profesor de literatura pretender hacer un ritual demoníaco esta noche para matarlo, Mara- fue mi turno de rodar los ojos.- Entenderás que esté preocupada...
- Una cosa es estar preocupada, y otra...
-Shh- Lydia nos mandó callar a ambas.- Ya viene.
Las tres nos giramos, para descubrir que no sólo Kyle se acercaba, si no que Gabriel también. Ambos se cruzaron por el pasillo, y hubo un momento tan tenso que sentí como el aire me faltaba y el corazón se me detenía. Ambos intercambiaron miradas, y una escalofriante sonrisa se posó en los labios de los dos, como si hablasen un idioma que nadie más comprendía.
El hombre entró al aula donde nos tocaba dar clase, y Kyle no tardó en seguirlo, mezclándose con otros alumnos.
-¿Qué coño ha sido eso?
-Vamos a clase- siseé, en respuesta.
***
Ver a Kyle asustado era algo que siempre me producía angustia en el interior, como un puño que te apretuja el pecho y te impide respirar. Siempre pensé que no había nada peor que eso, pero me equivocaba: era mil veces más espeluznante ver a Kyle calmado, incluso sonriente, mientras el profesor Sharman daba su clase.
Aquella tranquilidad ni siquiera varió cuando el hombre se dirigió a él, reprendiéndolo por no estar prestando atención -cosa que nunca, ningún profesor había hecho-, y le impuso un castigo por la tarde. Miré hacia Kyle, intentando buscar algún signo de duda, incluso de preocupación, pero él continuó garabateando en su cuaderno como si nada hubiese ocurrido.
'Esto es malo', le escribí a Mara, y me llevé un sobresalto cuando el mensaje se escuchó en alto. La muchacha había sacado el teléfono sobre la mesa, y, al parecer, lo tenía a todo volumen, pues el 'tlin' que avisaba de una nueva notificación hizo a todos los alumnos callar de golpe.
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CAZADORES DE DEMONIOS
Paranormal- ¿Puedo preguntar qué sois?- soltó entonces, sobresaltándome. Sus ojos grises se habían abierto mucho, brillando con una intensidad que me removió algo en el pecho. - Somos... cazadores. De demonios.