TU AVANCE, MI ORGULLO

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El día estaba oscuro, lleno de nubes grises y deprimentes; la lluvia comenzaría en cualquier momento. Aunque eso no era conveniente, dado que no podía usar bien su quirk en una pelea directa, no podía haber mejor momento para llevar a cabo ese jodido trabajo.

El aire helado que pasaba a esa altura golpeaba su cara y su cabello ondeaba con la brisa húmeda. Las vistas eran increíbles, pero él no estaba ahí por eso; no era momento de ponerse melancólico con algo que no conocía como le hubiera gustado.

Respirando profundo, bajó el bolso que había estado cargando durante su escalada por la pared del edificio y metió los ganchos que había utilizado, dejando solo una cuerda por la que podría deslizarse en caso de necesitarlo; su ruta de escape de emergencia.

Por lo general, nunca se necesitaban, y solo estaba ahí para dejar un mensaje, como si fuera la firma de ese dúo dinámico.

Y hablando de dúo...

—Punto de partida, Zero. La calle no es muy concurrida, pero hay algunas personas.

—Bien, ya sabes qué hacer si alguien se entromete. No quiero bajas evitables; limpia el lugar apenas cumplas. El tiempo es oro, Thunder. —Oyó un "entendido" desde su tragus y abrió el bolsillo de su vestimenta dentro del bolso para hacer su parte y terminar con eso rápido.—En posición. —Una confirmación se dejó oír, cambió sus guantes tácticos por los térmicos y abrochó el cinturón ajustándolo para enfundar sus armas.

Una vez armado, tomó una bolsa de residuos que estaba dentro del bolso y metió éste dentro de la bolsa para disfrazarlo y dejarlo en la ruta de escape.

—Thunder, el trapo va a caer. Asegúrate de tomarlo antes de irte, idiota. No quiero que pase lo mismo de la última vez. —Un "entendido, jefe" fue la respuesta que le dio su amigo a través de la línea cuando él ató la cuerda y dejó caer el bolso al cesto de basura del callejón que tenía el edificio; su punto de recolección.

Una vez hecho eso, tomó su chaqueta de cuero para pasar desapercibido en los pasillos de ese hotel y cubrió su equipo con ella.

—Te sabes la clave, no quiero que la cagues. Espera mi señal, ¿entendido?

—Entendido, Zero. ¿Sabes que no es la primera vez que trabajo contigo? —Sonrió con arrogancia; cuestionarlo era la mejor forma de que su amigo tomara en serio las cosas. La situación lo ameritaba y él lo sabía; este no era un trabajo cualquiera.

—Correcto. —Sacó un pequeño control de tres botones y lo guardó en el bolsillo.—Estoy entrando. —Abrió la puerta de la azotea y comenzó su recorrido por las interminables escaleras de emergencia.

Uno diría que estaban locos, pero ellos solo seguían órdenes. Intentar matar al gran héroe del infierno se consideraba un suicidio, pero esas eran idioteces de gente orgullosa que no tenía idea de cómo hacer las cosas bien.

Si alguien es muy fuerte para ti, busca un momento en el que ya no lo sea. Si buscas asesinar, haz tu trabajo y evita las estúpidas e innecesarias confrontaciones.

Caminó por el pasillo del décimo piso en silencio, con la mirada alerta. Si todo salía bien, no se encontraría con nadie que lo considerara sospechoso y no tendría que matar a nadie que no estuviera en la lista.

Llegó a la puerta del objetivo en silencio y sacó una tarjeta del bolsillo interno de su chaqueta y un mini Taser de la funda en su cinturón. Habían hecho esto varias veces ya; colocó todo en su lugar, echó un último vistazo a su alrededor y sonrió soltando un leve susurro que decía:

—Voltaje.

Un choque eléctrico y una explosión se escucharon en todo el edificio; las luces volaron como estrellas cayendo del techo. Pasó la tarjeta lo más rápido que pudo por la cerradura mientras el Taser pasaba corriente por la lectora, destrabando al instante el cerrojo.

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