El pequeño río que cruzaba la ciudad se había quedado sin visitantes. Era lógico, tomando en cuenta que la noche había caído y las personas lo único que querían, era regresar a casa y tomar una ducha, una taza de café e ir a dormir con el pensamiento de tener que levantarse al día siguiente a cumplir de nuevo con su rutina.
Pero él seguía ahí, sentado en una banquita junto a una farola, con las manos en los bolsillos de su chaqueta y mirándose los pies. La luz amarillenta que caía sobre su cabeza, proyectaba su sombra sobre el suelo de tierra, provocándole una sensación extraña. Su celular vibraba de vez en cuando en el bolsillo de su pantalón, sabía que lo estaban buscando, pero, justo en ese momento, sus deseos de ser encontrado eran muy pocos.
Llevaba un tiempo pensándolo. Había pasado infinidad de noches sin dormir. Había leído, había investigado hasta el cansancio. Y ahora se preguntaba más que nunca, por qué él no podía ver todos esos colores en los ojos del chico del que estaba tan enamorado. Quería poder hacerlo, porque eso significaría que el chico era su alma gemela, y eso era algo que deseaba con todo su corazón. Pero eso no había pasado y, aunque no quisiera admitirlo en voz alta, era algo que lo hacía sentir temeroso, a pesar de siempre escuchar que no era realmente importante, a pesar de siempre escuchar que lo verdaderamente importante era compartir el amor aunque no compartieran la conexión de sus almas.
Se sentía culpable. Culpable por amarlo como lo hacía y, aún con eso, no poder compartir con él la conexión más fuerte que podía existir. Culpable porque deseaba que fuera su alma gemela pero, muy en el fondo de su corazón, sabía que no lo era. Culpable por presumir la confianza que se tenían pero no decirle cómo lo estaba haciendo sentir toda esa situación. Sabía que él se daba cuenta de todo, sabía que podía percibir sus pequeños momentos de ansiedad, sabía que podía ver la preocupación en sus ojos, sabía que notaba sus intentos fallidos de decirle lo que lo estaba molestando. Y sabía que no le había mencionado nada porque no quería presionarlo, porque, a pesar de todo, lo amaba y esperaba que le tuviera la suficiente confianza como para acercarse a hablar con él. Pero eso no había sucedido.
-Oye, estamos a punto de cerrar las puertas.
Se sobresaltó al escuchar la voz femenina a su lado. Colocó una mano sobre su pecho, mientras se atragantaba con su propia saliva, comenzando a toser. La chica se acercó a él con preocupación, colocando una de sus manos sobre su espalda, dando pequeñas palmaditas, mientras con la otra lo tomaba del brazo.
-¿Estás bien? Lo siento, no quise asustarte.
Jaló aire a través de su boca, intentando controlar la molesta sensación de cosquilleo que ahora tenía pegada en la garganta, dándose pequeños golpecitos en el pecho. Tragó saliva y carraspeó.
-¿Estás bien?
La voz femenina volvió a escucharse y él asintió lentamente, aún intentando controlar su respiración. Se colocó frente a él, tomándolo por ambos brazos y escudriñándole el rostro. Entonces él levantó la mirada por primera vez, aunque deseó no haberlo hecho nunca.
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ᴄᴏʟᴏʀᴇᴍ |Jaywon•Heejake|
Fanfiction"𝐀ú𝐧 𝐞𝐧 𝐩𝐥𝐞𝐧𝐨 𝐬𝐢𝐠𝐥𝐨 𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐮𝐧𝐨, ¿𝐞𝐱𝐢𝐬𝐭𝐞𝐧 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐢𝐞𝐧𝐬𝐚𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐨𝐬 '𝐜𝐞𝐥𝐚𝐫𝐞' 𝐬𝐨𝐧 𝐫𝐞𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐲 𝐞𝐬𝐭á𝐧 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐧𝐨𝐬𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬?" "𝐓𝐞 𝐬𝐨𝐫𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐞𝐫í𝐚 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐧𝐭𝐢𝐝�...