—Creo que esos vejestorios se quedaron atrás hace rato, ¿eh? —dijo Rindou con la respiración agitada después de correr.
—Nos perdieron de vista desde el otro callejón, seguramente ya no nos encuentren aquí —añadió Ran soltando un fresco suspiro mientras sonreía de nuevo.
Ambos hermanos se miraron con una expresión de satisfacción en el rostro. Realmente parecían haberse divertido por lo que habían hecho y no estaban asustados en lo más mínimo, y en el rostro se les notaba que estaban dispuestos a volver a hacerlo no una, sino cien veces más.
De repente Ran se giró a ver a Murasaki, y la chica se sobresaltó por la intensidad con la que el de trenzas rubias la estaba mirando.
—Muy bien —dijo Ran aflojando un poco su agarre, pero no del todo para seguir teniendo agarrada su muñeca—, ahora puedes decirnos por qué estabas tú en ese lugar y qué estabas haciendo.
—Y-yo... Estaba allí por mí hermano mayor —dijo Murasaki con recelo.
—Aún no nos dices que es lo que estaban haciendo en ese lugar —replicó Ran sin cambiar su expresión.
—¡Tenía que salvarlo! Esos tipos lo querían matar... —murmuró la castaña con voz consternada—. Onii-san...
Rindou quedó sorprendido cuando escuchó la respuesta de la chica y se acercó hasta donde estaban ella y su hermano.
—¿Acaso estabas loca? —dijo el chico de lentes con estupor—. Ese tipo te hubiera matado si no hubiera sido por Ran.
—¡Es mi hermano! —le reclamó Murasaki con fiereza—. ¡Yo solo quería protegerlo!
—Eso no quita que lo que hayas hecho hubiese sido una estupidez en toda regla —intervino Ran soltándole de la mano—. Ahora que ya estás fuera deberías irte a casa, no está bien que una chica como tú ande sola por las calles a estas horas de la noche.
Ran y Rindou se dieron la vuelta tranquilamente y se disponían a marcharse cuando Murasaki de repente tomó de la manga a Ran.
Las palabras de Yokomura estaban resonando en su cabeza con fuerza y no podía olvidarlas por más que quisiera.
"Vete de aquí y ve a buscar ayuda, quédate en un lugar seguro".
Estaba aterrada, y sabía bien que aquellos chicos tenían razón en decirle que era mil veces mejor que estuviera en casa si no quería meterse en problemas de verdad.
Ellos parecían ser las únicas personas a las que podía acudir en ese sentido.
—Disculpa...
Ran se detuvo y se giró rápidamente para ver qué era lo que quería.
—¿Qué pasa? —le preguntó el oji-violeta extrañado.
—¿Puedo irme con ustedes...? —le preguntó con voz suave.
Rindou también se giró cuando escuchó la pregunta y se le quedó viendo a Murasaki con algo de recelo.
—¿Y eso para qué? —refunfuñó acomodándose los lentes en el puente de la nariz—. Vete a tu casa mejor.
—Ey, no seas grosero —dijo Ran golpeando en el hombro a su hermano y atendiendo a Murasaki de nuevo—. ¿Qué pasa? ¿Por qué te quieres venir con nosotros?
—N-no tengo adónde ir —respondió la chica con franqueza.
Por un momento aquellos hermanos se quedaron en silencio luego de haber escuchado aquellas palabras de Murasaki, aunque por la expresión que tenían no parecían muy convencidos de aceptar.
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❝Cielos y ocasos con tono y sabor púrpura❞『Ran Haitani x OC!Fem』
Fanfiction"Si no me hubieses salvado aquella noche... ¿acaso podría yo estar aquí, junto a ti?" "Gracias por creer en mí." "¡Los protegeré de todo a ti, a Rindou y a todos!" Y así eran aquellas tardes en las que reían, jugaban y se la pasaban divirtiéndose ju...