El Palacio Lucifeniano se veía más espléndido que de costumbre. Las luces resplandecientes en combinación con la oscuridad de la noche daban la sensación de elegancia y grandeza.
Riliane se sintió igual a una princesa, con un vestido precioso y formal. Siempre quiso estar en el Palacio, y el solo hecho de estar frente a grandes bras de arte en ese museo era como hacer cumplido su más anhelado sueño.
Apreció pinturas, retratos, murales, objetos históricos. "La copa de Conchita, la mujer caníbal", "La espada de Venomania", una selección de los vestidos más hermosos de la ex princesa, Rilliane Lucifen D'Autriche, sus joyas... Incluso la guillotina donde fue ejecutada.
Pero nada comparaba a la joya de la corona de esa noche, nada se asemejaba ni por asombro a la delicada joya que dentro de unos minutos Riliane podría apreciar.
Mientras aguantaba los minutos para la gala de exposición, la joven decidió dar un paseo por el Jardín Celestial. Las flores amarillas combinaban perfecto con el mágico atardecer. Ese lugar le transmitía seguridad, como si solo hubiese nacido para estar allí.
Sin embargo, sus pensamientos se vieron interrumpidos por la presencia ajena de alguien.
—Hola, señorita.
Riliane volteó para ver de quién se trataba. Era el chico de la posada, que, al parecer sí había asistido.
—Hola, señor Ayn —le devolvió el saludo con una sonrisa.
—¿Recuerdas mi nombre?
—Por supuesto. Tengo muy buena memoria —alardeó Riliane, haciéndose a un lado en la banca para que el chico pudiera sentarse.
Él se sentó con un ligero suspiro. Luego miró al suelo con timidez.
—¿Qué tal te ha parecido la ciudad? —le preguntó Ayn.
—Es maravillosa. Su paisaje, sus calles... Es simplemente hermoso —respondió ella con entusiasmo.
—Ya veo. Parece que es muy diferente a Elphegort, ¿cierto?
—Sí. Hay demasiadas personas en las calles de todos los países, hay muchos restaurantes, tiendas, y todos son muy amables. Hay tantos lugares donde divertirse.
—Es increíble ver cómo se ha recuperado el país después de la revolución. Y pensar que hace unos años teníamos una crisis económica.
—Se siente como si hubieran pasado cien años.
Los dos se quedaron un momento en silencio, hasta que Riliane lo cortó haciéndole una pregunta al muchacho.
—Pero, ¿cómo es que sabes de dónde vengo?
—Por tus ojos verdes.
Riliane asintió, convencida de la respuesta del chico. Ayn miró su reloj con algo de melancolía. Luego observó el reloj de la torre y se levantó de la banca.
—Será mejor que nos vayamos yendo al salón principal. Así tendremos el mejor lugar.
—Ya va a ser la hora.
Ambos caminaron de regreso al palacio.
—Ah, discúlpame —dijo Ayn de repente—, debí preguntarte primero si querías venir conmigo.
—No hay problema. No conozco a nadie de aquí, así que estaría bien acompañarte.
El joven asintió y continuaron caminando.
El salón estaba a reventar de personas. La prensa estaba de un lado, y en cada una de las esquinas se hallaban policías y mesas con bocadillos.
—Este es uno de los eventos más importantes de la historia, me alegra saber que podré ver ese hermoso anillo de cerca.
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El Karma Del Mal No Terminará (continuación de Story of Evil)
Fanfiction¿Qué hacer si no tienes propósito? ¿Qué tal si ya no tienes nada qué perder? Eso es lo que se planteó la protagonista, quien, al tener una vida aburrida, decide salir en busca de una valiosa joya que su abuela recuerda y así tener la aventura que si...