Parte única

702 105 182
                                    

Este OS pertenece al Intercambio Kazufuyu de san Valentín del grupo KAZUFUYU: Pet Shop. Y es un regalo para Rouss Cruz / @Ro-chan

Como ya sabrás en esta ocasión estoy actuando como reserva, por eso el regalito llega con algo de retraso.
Espero que aún así sea de tu agrado.

Y ahora, ¡A leer!

____________________________

—Takemichi, no voy a poder.

—No tienes otra opción.

—Puedo decir que estoy enfermo. O mejor aún, muerto.

—¿En serio, Chifuyu? Mira, yo no soy muy listo, tío, pero no creo que cuele llamar y decir que estás muerto.

Takemichi se aguantó la risa y Chifuyu se tapó la cara, ahogando un grito entre sus manos.

—¡Mierda! Es que no soporto a ese tipo —se lamentó.

—Lo sé. Todos sabemos que odias a Kazutora.

Había pasado ya casi un año desde el incidente del Halloween Sangriento y, desde ese momento, Kazutora se había pegado a Baji como una lapa.

Según su psicóloga era una conducta nacida de su necesidad de proteger a Keisuke, pues, aunque este se había recuperado completamente de sus heridas —las infligidas por Kazutora y las provocadas por él mismo—, el antiguo miembro de Valhalla aún continuaba afectado por haber estado a punto de provocar la muerte de su mejor amigo.

Y parecía que estar pegado a él implicaba que nadie más se le pudiera acercar, sobre todo Chifuyu.

Cada vez que hacían planes juntos se las ingeniaba para aparecerse en medio de ellos. Literalmente en medio. Porque ni siquiera le dejaba caminar a su lado.

Al principio no le molestaba mucho. Entendía que era algo necesario y, además, Baji le había pedido que hiciese cuanto estuviera en su mano para ayudar a su amigo.

Y, si se lo pedía su capitán, él lo haría sin dudar.

El problema era que, poco a poco, la presencia de Kazutora comenzó a incomodarlo.

Había pasado de ser solo el tipo silencioso pegado a Baji a ese otro sujeto que parecía buscarle pelea a él en cada ocasión.

Cualquier pequeña acción que realizaba Chifuyu y que podía ser alabada por su capitán, se veía empañada por Kazutora, criticada y menospreciada sin piedad. Era como si estuviera compitiendo con él por la atención o el reconocimiento de Keisuke.

Es más, Chifuyu tenía la impresión de que Kazutora buscaba provocarlo. Constantemente le llevaba la contraria y le hacía ver como si su año de diferencia le convirtiera en un niño frente a un grupo de adultos.

Y eso le hacía hervir la sangre.

Y ahora, para colmo de males, Mikey les había colocado juntos en el mismo grupo —grupo de reconocimiento, lo había llamado el comandante— para ir a inspeccionar el lugar donde pensaban darle una fiesta sorpresa de cumpleaños a Baji.

Lo peor —porque sí, había algo peor— era que ese grupo tenía dos únicos miembros y que el sitio que debían ir a inspeccionar estaba relativamente lejos. Por lo que, en función de la tarea asignada y la distancia al lugar, no le quedaba más remedio que pasar medio día de su vida a solas con Kazutora, el tipo que más odiaba.

—No puedo, Takemichi, no puedo.

Hanagaki estaba más que cansado del drama que se había montado su amigo y, además, había quedado con Hina, así que jugó la única baza que sabía que funcionaria.

La misión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora