Simplemente pasan. ✔️

I | Es un buen avance, no?

—¡Mamá! Yo no hice nada malo. —Protestaba mientras me golpeaba, una parte de mí ya estaba acostumbrada a sus golpes, a su manera de ser, ya que se había acostumbrado a que eso estaba bien.

—Según tú no hiciste nada malo —alegó y me seguía golpeando la espalda, está situación me estaba cansando así que decidí pararla en seco.

—No hice nada malo, fue ese estúpido profesor que entró a mi dormitorio ese día. ¿Qué querías que me quedara callada después de que haya tocado? —mi voz se alzaba y tenía derecho a hacerlo—. ¿Querías que me quedara estática después de que él usó su autoridad y se aprovechó de eso? —protesté—. ¿Querías que me quedara estática así como me quedo cuando me golpeas? —negué con la cabeza—. ¿En serio eso querías?

—Solo quería saber lo que te pasaba. —quiso defender su postura, pero eso no bastaba.
Está bien solo darle golpes a tu hija solo por existir?

Literal, así me sentía con ella. Justificaba el pegarme por cualquier cosa,
tengo la piel marcada de todos los golpes que me dio y de los que nunca me defendí, porque
«yo tenía la culpa, yo lo estaba haciendo mal».

No podía ya más soportar este infierno con ella, nunca me contó su historia, no se si la criaron de esa forma tan mala, con la idea en la cabeza de que con los golpes se resuelve todo, no lo sé. Lo que sí sabía es que no iba a permitir más que ella me tratará así, no era justo para mí.

—Quería saber de tus labios que te hizo ese estúpido, no del director de la universidad cuando me llamó—. añadió.

—Y por eso tienes que golpearme? —cuestioné enojada—. No puedes entender que es la primera vez que me pasa y que no tuve a quien recurrir —decía mientras secaba mis lágrimas—. A la persona a la que tuve que recurrir —la señalé—. Siempre me recibía con esta hermosa bienvenida. —ironicé.

—Perdón por intentar criarte sola después que tú padre murió —dijo y no pude evitar sentirme más enojaba de lo que estaba.

Porqué justificar el duelo y la muerte de alguien para comportarte así con tu hija?
Será que solo le recuerdo a él?
A su amor de toda la vida.

—Criar no es golpear —recalqué en la palabra golpear—. Sé que la muerte de papá fue muy reciente y la rabia que sientes por la forma en la que murió, no lo merecía, él no merecía morir así —decía mientras me pasaba una mano por el rostro—, pero esa no es excusa para tratarme así —vi que me miraba indignada y negué con la cabeza— No, no lo es, porque si hubiera sido todo este tiempo una mala hija te lo entiendo, pero no y lo sabes.

—Si no estás de acuerdo en mis métodos pues adiós. —no podía creer lo que estaba diciendo— Ahí está la puerta. —señaló hacia ella—. Creo que una parte de mi se alegra que eso te haya pasado —sonrió, en serio me estaba diciendo esto?— Así aprendes más.

—Oh, ¿te alegras? —pregunté para confirmar, es que no me lo creía,
no podía creer que mi podría madre se alegrará de que me haya pasado esto, de que un profesor me haya tocado sin mi consentimiento, que se haya propasado, como una madre se alegraría por eso?

Ella asintió.
Esa fue mi respuesta.

Salí de la cocina y subí las escaleras para ir a mi habitación, comencé a meter toda mi ropa en una maleta pequeña que tenía, no tenía tanta ropa así que ahí cabía toda o en su mayoría.

Busqué una funda para entrar mis zapatos, de paso mis perfumes, mis cremas, todo lo que pudiera caber dentro.

Al terminar, me quedé mirando la habitación, esta es la habitación donde crecí, dónde lloré, donde jugaba con mi padre ajedrez, dónde podía ser yo.