Al filo del dolor

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En la tranquilidad de las almas se esconden cicatrices, fracturas que relatan las escenas con las que el tiempo jugo sin piedad. La avaricia condena lo apreciado y hoy se lanza al vacío; ese que sin fondo muchos se pierden. A ese pozo que sin fin, brotan angustias plasmadas en falsas sonrisas, un dolor que corroe y se apega a quienes son cada vez más débiles.

Personas, qué significan cuando existen quien olvida ser, corremos una carrera a la que no se tiene meta y aún así, creemos llegar. Saltamos obstáculos a los que conocemos que son tan insignificantes, ajenos somos de nosotros mismos y sin querer nos apoderamos de otros, qué sencillo es cuando vemos a la nada y vemos pasar este filo de dolor, este que se hace tan nuestro como lo fue el de otro. Es el amigo inapegable del que todos hablamos.

Caminar de esa manera a la que muchos te ven, es sinónimo de dolor, por qué crees que estás bien, a que le llamas sentir vivir si ni siquiera haz abierto los ojos, a veces es mejor pensar que estás así y sonreír cuando otros te lo piden, que darte cuenta que tú mismo no puedes sonreír sin ayuda. Que más esperarás de ti para saber que no fue el dolor quien te hizo así soledad, fue tu costumbre a no querer nada de nadie, ¿quién te moldeo?, así quieres que te acompañemos, quién eres tú para desconocernos tan deprisa, el dolor es belleza, es represión, es angustia pero no siempre es malo, malo sería si crees tenerlo, es el disfrute de lo perverso, de lo espontáneo de ideas tan sumisas que gobiernan las mentes de los intranquilos, de los insensatos; pero tan ideales que son capaces de sobrellevar la batalla más inmensa dentro de sus corazones y yo acá, sin ver sonreír y pasar de ver al desconocido como ícono de peligro ajeno a mi mente.

Pasaremos otro día largo, postrado en la semana de la dulce espera de ese dolor que atosiga las sonrisas de nuestra figura. Esa que sintetiza los dolores más precisos de los arduos días de las semanas que no piensan, pensar en este golpe brusco que nos damos en el momento justo de no saber nada, donde sin conocerlo se nos da tan versátil a nuestras ideas, dándole el seguimiento al círculo viciosos del no poseer la habilidad de decir no y seguir rodando, sin parar a esta parte de la vida en la que no conocemos qué hacer ni cómo llegar a ella pero que vamos de frente, teniendo el filo de dolor que nos da la bienvenida y nos anticipa al desorden sin causa que llevaremos acuestas, raspados por nosotros mismos y nuestras absurdas ideas que a la final se convierten en errores de los que solo podemos aprender. Sin piedad quienes se acostumbran viven de manera asocial, pues sé es difícil vivir sin querer aprender a solventar, cuando el dolor se hace presente y es allí cuando de los otros no te acuerdas.

Mientras tropezamos caemos en el risco del olvido, donde solo reímos sin sentir, sin poder, sin ganas de querer seguir. ¿Seremos tan incapaces de darnos cuenta antes?, de ser así jamás podremos saber qué camino elegir pero podemos tener la certeza de que el camino elegido, nos dirá que tan malo fue el anterior mientras caminamos por este sendero.

"No se debe esperar dos días, lo que se desea para mañana"

87Donde viven las historias. Descúbrelo ahora