|𝟹| 𝙿𝚛𝚒𝚖𝚎𝚛𝚊 𝚟𝚎𝚣.

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Rivaille Ackerman x Lectora.

Despertaste por el repentino sacudón que dio tu compañero, jadeando y sudando.

—Rivaille, cariño, tranquilo. — Intentaste consolar a tu pareja. Estabas acostumbrada a sus repentinas pesadillas.

—T/n... Yo... Lo siento... — se incorporó junto a ti y se pasó una mano por el cabello, te vio levantarte y preocupado te tomó de la muñeca deteniéndote.

—Voy a preparar un té para ambos, querido. — sonreíste y acariciaste la mejilla del moreno.

El hombre suspiró pesadamente cuando saliste del cuarto, chasqueó la lengua y se maldijo. Cuando volviste con el té, besaste la frente de Rivaille.

Toda la guerra había terminado, todo estaba tranquilo, sin embargo, claramente, las guerras arrastran consigo a soldados que se llenaron de muertes, sangre, traumas, crisis y pesadillas.

Rivaille era uno de esos soldados, tú también, no obstante, no se comparaba con la cruda infancia, con la trágica juventud y con la traumática adultez de tu ahora pareja.

Dieron un sorbo a las infusiones mientras mirabas al moreno con preocupación. Éste te devolvió la mirada, aunque la suya era una de decepción consigo mismo.

—Perdóname T/n, no deberías porque aguantar esto...yo no soy una buena pareja para ti. — soltaste una suave risita.

—Rivaille... Ya sabes que es lo qué responderé a eso... Te amo, yo me metí en esto, pero porque quiero ayudarte a sanar y si tengo que pasar una vida en vela por ti, sabes que, aunque me digas que no lo haga y que me quieras lejos... Te cuidaré, pero desde lejos. — aquella última frase hizo que el ex soldado sonriera levemente.

Sabías que no era fácil sanar todos sus traumas, porque perder compañeros y matar inocentes a cuestas de "justicia" no se solucionaba con un "todo irá bien" o con un abrazo y un beso. No, a veces implicaba, calmar y entender cuando la persona traumatizada necesita su espacio, que esto último podía ser por un largo período.

Sabías muy bien en que te habías metido cuando le confesaste a tu capitán estar enamorada de su persona. Eso después de perder a su pelotón con el titán femenino. Ya habías perdido la cuenta de cuántas veces el hombre te había rechazado, sin embargo, nunca te diste por vencida. Recordabas con cariño todas las veces que él te advirtió no ser un ejemplo de hombre amoroso o un seductor o un buen amigo incluso.

Y tú ahí, terca y obstinada respondiéndole "te cuidaré de lejos si es necesario, capitán." Siempre le recordabas aquello.

—Yo también te amo, t/n, gracias por siempre estar a mi lado... — murmuró acariciando el dorso de tu mano. Le dedicaste una cálida sonrisa y tomaste la taza que te alcanzaba ya que ya se había tomado todo su contenido.

—¿Recuerdas nuestro primer beso? — cuestionaste como colegiala enamorada, sonreíste ante aquel pensamiento y reíste cuando el moreno soltó su típico "tch".

—Cómo olvidarlo, golpeaste mi frente muy fuerte. — te culpó, aunque tú seguías riendo.

—Oye era un momento de felicidad y celebración. — siempre lo recordabas con gracia y ternura.

Esa vez, cuando vieron el mar por primera vez, esa noche, la cara de tu compañero levemente teñida de un carmín y soltándote maldiciones más sin embargo volvieron a besarse más calmados.

Sus labios no eran expertos, en público nunca se besaban más que un beso en la mejilla por parte tuya y en privado siempre estabas besando su rostro. Si bien eras tú la que lo llenaba de cariños, no te molestaba en absoluto.

SNK { +𝟙𝟠 𝕆𝕟𝕖 𝕊𝕙𝕠𝕥𝕤 } 𝕍𝕖𝕣𝕤𝕚ó𝕟 𝕔𝕙𝕚𝕔𝕠𝕤 𝕩 𝕝𝕖𝕔𝕥𝕠𝕣𝕒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora