Prólogo

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Levi Ackerman, era todo un Adonis por dónde le vieras, ojos grises, piel blanca, cuerpo trabajado, y ese cabello tan suave y sedoso de color negro, esa personalidad fría, mirada sería y esa obsesión por la limpieza tanto en su alrededor como personal, dando un toque único a siempre verse impecable, era todo un sueño hecho realidad, en su trabajo en la calle, no faltaban los piropos y los coqueteos. Pero nada de eso le importaba a él, a menos que dichos piropos y coqueteó vinieran de su esposa Hange Zoe. La mujer más bella del mundo para él, en muchos aspectos todo lo contrario a lo que él era, aún así, esa mujer era la dueña de su amor, esos ojos hermosos color café, ese pelo, castaño, que adoraba peinar todas las noches, ese cuerpo que se acopla perfecto a él de él, su piel tan suave que amaba tocar, besar. Ella era la envidiada por muchas mujeres, que se atrevían a lanzar comentarios de cómo era posible que Levi estuviera con ella, cuando era sucia, descuida e incluso no faltaba la gente que decía que parecía hombre; Solo bastaba la mira de Levi sobre aquellas personas para dejar en claro las cosas, Amaba a Hange, es la mujer de su vida, y nada los iba a separar. 

Una prueba muy grande de su amor, era su pequeña flor, Mikasa Ackerman, la niña del matrimonio, quien ya contaba con 15 años de vida, y para los ojos de ambos padres seguía siendo su bebé. 

Aunque al tener un carácter igual al de su padre, solían discutir mucho últimamente, y más porque a palabras de Levi, su hija usaba un aspecto gótico, que revelaba mucha piel, y el no iba a dejar que nadie mirara a su hija, luego de las discusiones solía ganarse un regaño de Hange por querer prohibir a Mikasa ser como es. 

Un matrimonio amoroso, comprometido, era todo lo que Levi siempre deseó en la vida, una familia,su propia familia, o eso era lo que él creía

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