Funeral (Primera parte)

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Era un día gris. El día anterior había llovido todo el día. Era como si el mundo supiera lo que había ocurrido y quisiera acompañar a todos en su dolor.

Chifuyu fue el primero en saber. Naoto pensó que él debía saberlo puesto que siempre lo había ayudado.

—¿Hola?— Preguntó extrañado al recibir una llamada de Naoto tan tarde. De inmediato sospechó lo peor.

—Chifuyu...— Y le contó todo. Como había encontrado a Sanzu y Mikey, Hanma y...

—Takemichi— Murmuró Chifuyu— ¿Pero como?

—Buscó a Manjiro.

Naoto siguió hablando mas Chifuyu ya no lo escuchaba. Las lagrimas rodaron por sus mejillas al imaginar a Takemichi siendo lastimado por el que alguna vez  fue su amigo. Quería gritar. Quería llamar a Takemichi y que él le respondiera para decirle que todo había sido una broma, entonces él iría a su casa y golpearía a Takemichi por haberlo asustado de esa manera, después lo invitaría a beber un poco antes de la boda. Sin embargo sabia que no era ninguna broma.

Kazutora se acercó a Chifuyu, pero antes de poder preguntar, el más pequeño lo abrazó. Kazutora lo sostuvo en sus brazos y no preguntó, de alguna manera sabia lo que había pasado, podía intuirlo.

Chifuyu lloró en brazos de Kazutora. Nuevamente había perdido a su mejor amigo. Nuevamente volvía a sentir ese insoportable dolor que parece que va a matarte pero nunca lo termina haciendo. Kazutora lloró en silencio porqué sentía que nuevamente había contribuido a la perdida de alguien a quien Chifuyu amaba. ¿Qué se suponía que harían ahora?

Naoto colgó cuando Chifuyu dejó de hablar. Ahora le tocaría lo más difícil: decirle a Hina.

El funeral de Hanagaki Takemichi se llevó a cabo dos días después de su muerte. Era un día nublado, con pequeños periodos donde la luz del sol se asomaba entre las espesas nubes oscuras. El lugar estaba repleto de personas; personas tristes y afectadas por la repentina partida de una persona a la cual apreciaban demasiado. Pero, sin duda, la más afectada era Tachibana Hinata quien permanecía en un rincón; pálida, frágil y con unas oscuras sombras bajo los ojos. A su lado estaban Naoto y Yuzuha, esta ultima con quien había entablado una cercana amistad. 

En el lugar se encontraban los antiguos fundadores de ToMan, amigos y conocidos de Takemichi; algunos familiares; Chifuyu, Hakkai, Peh, Akkun y los demás. Todos ellos no podían creer lo que había pasado. Takemichi había estado con ellos y ahora se había ido.

Cerca de la entrada se encontraba Taiju. Cuando Yuzuha lo vio, se acercó a él.

—¿Te enteraste?— Preguntó ella.

—Hanagaki había sido bastante famoso entre las pandillas después de lo de Tenjiku. Me alejé de ese mundo pero siempre escuché comentarios respecto a la pandilla de Mikey y la valentía de uno de sus miembros.

>>En las noticias escuché todo; el arresto de uno de los miembros de ese grupo criminal, la muerte de Sano Manjiro y de Hanagaki Takemichi.

—¿Pero por qué estas aquí?

—Lo respetaba. Era un gran tipo. Supongo que ya te habrás dado cuenta por la cantidad de personas que hay por aquí.

—Era una bella persona— Dijo Yuzuha. La tristeza se podía ver en su mirada.

El altar estaba lleno de flores y en medio se encontraba una fotografía de Takemichi. Una fotografía donde se le podía ver sonriendo y con un hermoso brillo en la mirada.

Hinata miraba la fotografía mientras apretaba con fuerza el dije de trébol que Takemichi le había regalado. 

—¿Cuántas veces Takemichi-kun sintió lo que yo estoy sintiendo? ¿Cuántas veces tuvo que verme morir?— Preguntaba, pero no le preguntaba a nadie en especial, solo eran preguntas hechas al aire en busca de consuelo. Hina pensaba que si Takemichi había logrado continuar aun con todo el dolor que había soportado, entonces ella podría hacerlo también, sin embargo sentía que caería en algún momento.

No era justo, la vida no había sido justa. Arrebatarle todo a Takemichi, y cuándo estaba por ser feliz junto a las personas que amaba, llegaba Sano Manjiro a quitarle la vida. Pero ¿realmente Manjiro le había arrebatado todo? ¿Takemichi había buscado lo que había pasado? Quizas las cosas habrían sido mejor si no lo buscaba, si solo dejaba que todo continuara y él se limitara a ser feliz con Hina y con todos; pero si hacia eso, no seria Takemichi. No seria el Takemichi que ellos conocían y admiraban.

Draken permanecía sentado en silencio, mirando la destrucción que ocurría a su alrededor; participaba en ello pero al mismo tiempo era solo un observador. Aun no llegaba a comprender como había pasado todo aquello. ¿Por qué no pudo ayudar a Mikey? ¿Por qué había dejado que tomara el camino incorrecto? Y aunque sabia que no era su responsabilidad, no podía dejar de sentirse culpable. Chifuyu se sentó a su lado.

—Al final no desistió, quiso que Mikey-kun volviera —Dijo Chifuyu—. Pero Mikey-kun ya estaba muy lejos de nosotros, él... ya no podía ser rescatado.

—Mikey siempre peleó por su cuenta. Deseé que volviera, pero ya era tarde.

—¿Estas bien?

—No lo sé.

Kazutora los miraba desde lejos. Aun se sentía culpable, pero Chifuyu le había hecho comprender que no había sido su culpa, que aunque no hubiera ayudado a Takemichi, él habría buscado a Manjiro porqué asi era él y porqué no se sentiría bien siendo feliz mientras Manjiro sufría.

Kazutora estaba triste por todo lo que estaba pasando, pero también por la perdida de Manjiro pues, bueno o malo, lo echaba de menos.

—Solo somos humanos—. Murmuró Kazutora.

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