Miro la hoja asegurándome de haber respondido todo el examen, me levanto y lo llevo hasta el escritorio del profesor y luego salgo del salón. Me siento en la mesa de jardín a esperar que sea la hora es mi próxima clase.
Miro de nuevo mi chat con María, todavía parece un poco alucinantes que ayer tuvimos una pequeña charla. Me pareció una chica bastante simpática, sin mencionar que su trabajo la convierte automáticamente en una chica cool.
No le he contado a Fer o a Luisa sobre esa pequeña conversación, supongo que me fastidiaran por eso un largo rato, aunque probablemente ya lo sepan porque estaban con María ayer, puede que solo estuviesen molestándome entre las 3 y yo creyendo que María si estaba siendo amable. No es coincidencia que Fer y María me escribieron casi al mismo tiempo.
De repente ya no me emociona tanto haber hablado con ella y en el fondo quiero creer que estoy equivocada, porque ya me había caído muy bien.
—Te esperamos ayer toda la tarde en casa de Luisa. —Dice mientras se sienta frente a mí, asustándome por completo, ¿de dónde salió?
—Luisa me dijo que estaban con María, no iba a ir a que me ridiculizaran frente a ella y que la hicieran sentir incómoda. —Murmuro mientras sigo viendo mi teléfono distraídamente. Fer frunce las cejas y me mira confundida.
—Amiga, creo que estás escuchando cosas extrañas porque ayer solo estábamos Natalia, Luisa y yo. —La miro no muy convencida de sus palabras. —No estábamos con ella. —Repite y le creo. ¿Así que si fue coincidencia que María me escribiera por su propia cuenta? No puedo ocultar La sonrisa en mis labios. — ¿Qué estás ocultando? —Sonríe conmigo y no evito mi felicidad.
—Me escribió ayer. —Digo finalmente y Fer rueda los ojos con una sonrisa en sus labios.
—Eres una maricona. —Se burla y yo río.