—No puedo creerlo—Me mira. —Tienes una cita. —Chilla dando brinquitos mientras tira de mi brazo. Ruedo los ojos y hago que se suelte de mi brazo antes de que me lo despegue del cuerpo.
—No es una cita, sólo iremos a una fiesta. —Le recuerdo.
—Es un cita, si fuesen en plan de amigas no te habría dicho en donde se encontrarían, eso es algo básico de las citas. —Fer se gira a mirarme antes de seguir caminando.
—Sólo está asegurándose de que no me pierda de camino a la discoteca, como lo haría cualquier amiga. —Fernanda bufa y se detiene frente a la puerta de mi habitación mientras espera para que la abra.
Una vez dentro se sienta en mi cama mientras yo voy al baño a lavar mis manos.
— ¿Y qué te pondrás? —Pregunta y no la estoy viendo, pero puedo apostar que ya está revisando mi closet.
—No lo sé, por eso te traje. —Seco mis manos en mi pantalón antes de volver a la habitación. Fer está curioseando mi ropa y yo me siento a esperar que escoja algo por mí.
—Deberías ponerte este. —Señala un pantalón con lindos detalles en lentejuelas. Asiento y ella sigue buscando lo que asumo será la parte de arriba. —Con esto. —Saca un body naranja con mucho escote.
— ¿No crees que es mucho escote? —Hago una mueca y ella alza las cejas.
— ¿Mucho escote para qué? ¿No se supone que saldrás con una amiga? —Se burla y yo la miro mal.
—No te soporto. —Me acuesto y dejo que ella siga escudriñando mi ropa un rato más. No voy a mentir, me siento muy nerviosa por saber que dentro de cuatro horas la voy a ver.
Cuando me levanté en la mañana tuve que revisar mi teléfono para asegurarme que no fue un sueño y que saldremos hoy por la noche. Le pedí a Fer que fuera conmigo a la fiesta pero se negó, dice que no será un mal tercio en mi cita.
Así que ella irá por su cuenta con un chico de su clase de ética, lo cual también me sirve porque sólo quiero tener a alguien conocido cerca, por si me llego a sentir incomoda, aunque realmente es más como un apoyo moral más que nada.
—Me pondré muy ebria hoy. —Pienso en voz alta.
—No creo que sea buena idea embriagarte delante de la chica que te gusta. —Objeta y yo chasqueo la lengua con fastidio. —No empieces de nuevo. —Suplico y ella ríe.