Capítulo V

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Volvía a sentirme horrible conmigo mismo. El peso de soportar durante siglos el recuerdo de no haber salvado a mi amada me consumía de una forma imposible para mí de describir...

Su recuerdo me perseguía y en mi mente, sólo aparecía la idea de irme con ella, así que decidí hacerlo sin pensar.

Rápida y desesperadamente, salí del agua, busqué mi libro entre mis pertenencias, lo hojeé hasta encontrar la receta de un veneno que podría acabar con mi vida y lo hice.

Agarré todos los componentes ya que se encontraban en el bosque, los mezclé y antes de beber aquella mezcla, dije:
-Ich werde bei dir sein, meine Liebe.

Lo bebí sin dudarlo y quedé inconsciente, feliz porque me reencontraría con ella... Pero no fue así.

Horas después, ya era de noche en el bosque y me encontraba con una joven que, a primera vista, no lograba reconocer debido a que mi visión estaba algo nublada y borrosa, tiempo después, lo conseguí.

-Acaso, eres la dama que cantaba en la taberna de Thaavat?

La miraba sorprendido y desconociendo el motivo por el cual yo había sobrevivido. Ella me mira y responde:

-Si, soy yo. Ví cuando tomaste aquella sustancia que te dejó inconsciente y corrí directo a salvarte.

Lo miraba sorprendido y a la vez, confundido.

-M-me salvaste? Por qué lo hiciste?

Ella respondía que no quería verme morir y me explicaba algunos detalles acerca de su persona.

Se llamaba Snow y era mitad ninfa. Lo cual explicaba el cómo había cantado en la taberna y la paz que transmitía.

Resultó ser que se había escapado de su abuela y andaba por el bosque en medio de la oscuridad allí presente.

Seguimos hablando un rato más hasta que ya era muy tarde y se suponía que debería volver, pero ella quería seguir en el bosque.

Hice un campamento improvisado para quedarnos, hablamos durante mucho tiempo y se podría decir que nos volvimos amigos.

Hablamos durante casi toda la noche hasta que se hacía de día y decidí dirigirla hacia su casa.

Caminamos durante bastante tiempo hasta que finalmente llegamos.

Entró a su hogar y decidí recorrer aquella parte entonces desconocida para mí.

Anduve durante horas y horas. Llegué a unas montañas nevadas, las cuales miré y contemplé por su belleza y encanto.

Algún tiempo después pude divisar en la lejanía a una persona, o más bien, a una vampira.

Delgada, con un vestido de color azul,  el pánico me había encontrado al verla y la imagen de los vampiros del siglo XIX o de épocas anteriores pasaban por mi mente.

Quedé paralizado y ella se acercó a mí.

No consumía sangre por suerte.

Ella era simpática y se llamaba Sónica. El pánico que sentía en su momento había desaparecido al ver que no me haría daño alguno.

A decir verdad, me cayó bien. Pese al miedo inicial, no consumía sangre y con menos motivos me dañaría, aunque ya lo he dicho.

Hablamos y me guió por el lugar. Me contó algunas cosas de ella mientras caminábamos por las montañas.

Ella era la hija menor de su familia. Se había enamorado de un mortal, pero fue obligada a casarse.

Poseía todas las capacidades de un vampiro, sólo que no bebía sangre, sólo algo que la sustituía.

Seguíamos caminando casi sin rumbo, el paisaje era increíble. Me pregunto si a ella le hubiese gustado contemplarlo...

Siempre venía a mi mente su recuerdo. No debería de darle tantas vueltas a su memoria, pero sigue aquí, perpetuamente.

Lo que más me persigue es mi consciencia. El no salvarla y dejarla morir sin capacidad de hacer nada más.

Aunque no lo diga, está presente. Con una intensidad e insistencia imposible de quebrantar.

Ella era mi todo, pero ahora sólo vive su recuerdo. Ella era todo lo que pude amar, pero ya no está. La cantidad de escritos creados para ella, eran demasiados, y ahora soy incapaz de a hacerlo...

Mi mundo se fue cuando ella tuvo que partir. Todo lo que conocía se fue con ella...

Amor, esperanza, tristeza y alegría.

Sentimientos que experimenté junto a ella cuando no había nadie más...

Ella era y sigue siendo lo mejor que me ha pasado en la vida.

Un amor tan hermoso y profundo...

Miles de palabras pueden venir, pero ninguna de ellas lograría descifrar mis sentimientos y mi pesar.

Luces y sombras aparecían en su aureola, mi bello ángel, mi esperanza.

Todo lo bueno, todo lo malo, simplemente era un conjunto de todo lo existente.

Sus últimas palabras y deseos me pedían que vuelva a enamorarme, que siga adelante sin ella y que no la olvidara, pero me es imposible lograr su voluntad de volver a amar...

Harper, El Viajero De Otra Época Donde viven las historias. Descúbrelo ahora