Capítulo 13: Un cazador no pierde una presa.

19 2 1
                                    

XianDai y Nildhis despertaban a un amanecer después de una noche en la que el rey apenas había podido dormir mucho. Había muchas preocupaciones en su cabeza, la Shuruuat tramaba cosas a sus espaldas pero no conseguía adivinar hasta dónde se extendían las manipulaciones. Era un alfa especial con muchos dones divinos, pero también los dioses le negaban la visión cuando lo creían conveniente y no siempre era el dios Mo, su padre celestial, quien lo hacía. El panteón de dioses de los alfas también tenía otros eslabones poderosos y con intenciones oscuras con los que tenía que lidiar y no a todos su presencia en el mundo mortal era algo que agradara. 

—¿Qué te preocupa? No has dormido bien en toda la noche.

Nildhis cepillaba el cabello de su esposo lentamente, acariciándolo y jugando con él como cada mañana para luego atarle una cinta sobre la frente que lo mantuviera controlado.

—Siento el disgusto de tu prima Shenuz sobre mi conciencia. Es la mejor decisión que se me ocurre en estos momentos para establecer vínculos entre clanes, más allá de los que los Wang acostumbra y que solo obedece a sus planes belicistas.

—Shenuz entiende la situación. Para ella es un gran sacrificio, no tenía pensado entregarse a ningún alfa ni beta, su intención es seguir en el bosque hasta su vejez con sus plantas y sus medicinas. Es normal que se disguste con tu decisión, pero no contradirá tu orden si es por el bien de todos. Solo creo que es mejor dejarla en sus dominios del bosque hasta que la decisión sea firme y no quede otro remedio que presentarlos el uno al otro.

—Pero es peligroso, si saben que será la futura esposa de Wang Xi, me temo que la Shuruuat actúe en contra, la busque y le haga algún daño.

—No tienen por qué saberlo. De momento solo nosotros tres sabemos de esta decisión. Ella no lo hablará y nosotros tampoco. Si ahora dispones una guardia a su alrededor levantará sospechas suficientes  para que piensen que estás moviendo ficha. Mi señor, es mejor mantener todo en secreto.

—Tengo que hablar con Wang Xi entonces de esto pero más tarde. De momento sé que ha venido una comitiva desde Eridan y que los acogen en Nenggou. En unos días presentarán sus respetos aquí en palacio  después marcharán de nuevo a su territorios helados. Una vez se marchen hablaré con Wang Xi sobre su compromiso con Shenuz. Aun está pendiente la boda de su gemelo en el sur con la hija de los Liu, este nuevo matrimonio contrarrestará aquel con fines tan políticos.

—También este compromiso lo será, XianDai.

—Sí, pero este juega a nuestro favor. Wang Xi estará de mi lado y con el consejo de tu prima conseguiremos apaciguar las aguas y tener un continente en paz.

El cuerpo de Darik permanecía en el claro de rodillas, con los brazos inertes y saeteado hasta la imposibilidad. Había sido una muerte cruel para un guerrero al que ni siquiera se le dio la oportunidad de pelear cuerpo a cuerpo. El Cazador lo encontró poco antes del amanecer, a pesar de su estado lo reconoció con rapidez. Era uno de los guerreros de Eridan, alguien importante que luchaba con los príncipes codo con codo como un príncipe más. Recordaba su nombre, Lord Darik y su valor en combate y como guerrero que era, Wang Xuan maldijo a quien había hecho aquello con un soldado. Wang Xuan aplaudía la valentía y el arrojo del enemigo y honraba su muerte cuando moría con honor, como soldado que era, tenía un código moral diferente al de los políticos como Wang Xi o su padre y sabía reconocer el valor y el honor de cualquiera que peleara con una espada en la mano.

Sin duda Lord Darik había muerto intentando salvar a Nunsaib pero del príncipe no había ni rastro por allí, solo su aroma que le guiaba como un haz de luz de nuevo. Para él era muy fácil distinguir el aroma prendido del aire del príncipe Nunsaib, era el Cazador y no se le escapaba una presa.

Veneno Alfa: La Montaña NevadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora