Capítulo 4

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Me siento más tranquila.

«¿Así es como se siente estar en el cielo?», me pregunto entre sueños.

Una luz blanca se presenta frente mis ojos y sin control, los encontrándome con la realidad. Lo primero que logro ver es a Ale, mi mejor amiga, junto al doctor Greystone. Desvió mi vista de ellos y miro a mi alrededor... Estoy en un hospital, de inmediato el color blanco de la habitación me lastima la vista y eso causa que mi cabeza me comienza a doler.

— Doctor, ¿Qué le esta pasando? —Ale le pregunta preocupada.

—Sharon tranquila, controla tu mente.

Cierro los ojos al recordar las imagines de los duros procesos en el cual me sometí para recuperar mi vida.

—Sharon, ve me. Aquí estas bien.

Los recuerdos me invaden al recordar el blanco color y el asqueroso olor quirúrgico.

—Sáquenme de aquí.

—Sharon, debes tranquilizarte o entraras en crisis.

Ignoro las palabras del doctor.

— ¡Sáqueme de aquí! —grito con impaciencia.

Siento el dolor en mi pecho de nuevo, el dolor de las varias cirugías que tuve que pasar para recuperarme, la dura terapia psicológica que pasé para olvidar el tormentoso pasado... Todo duele.

—Sebastian, sácame de aquí.

Lo único que recuerdo es a Sebastian, es la única persona que necesito para no caer en crisis. Él es el único que me ayuda a tranquilizarme, solo lo necesito a él.

—No quiero estar aquí. Ayúdenme.

Suplico al no ver que hagan algo por mi para sentirme mejor.

—Voy a sedarla de nuevo.

Es lo único que dice el doctor. Se acerca mi amiga y trata de calmarme.

—Sharon, se fuerte. Tu eres fuerte... Si te saco de aquí no podrás recuperarte.

—Ayúdame —sujeto la mano que me acaricia el cabello y le ruego —Sácame de aquí.

En seguida entra el doctor, se acerca a mi e inyecta el sedante en el suero que conecta a mi mano.

Pasan unos segundos y al comienzo a sentir el frio llegar a mi mano. Lo siento expandirse por todo mi cuerpo, su efecto de inmediato me relaja y comienzo a tener sueño.

—No me dejes sola —le susurro.

—No lo haré. Aquí estaré contigo —lo promete.

El corazón poco a poco recupera su ritmo y mi cuerpo se relaja, para después quedarme dormida.

***

Después de recuperarme fuera del hospital, en la casa de Greystone, regrese a casa junto a Ale, quien estuvo en todo momento conmigo.

Al despertar del ataque de pánico, Matthew y Ale se encargaron de llevar el equipo medico del hospital a la casa de Matthew. No podía regresar a casa porque no era beneficioso para mí, eso me ocasionaría revivir el mal momento que origino mi recaída.

Después de muchos medicamentos, la psiquiatra habla conmigo y me ayudó a estabilizar mi mente, incluso me recomendó que no viera a mi esposo hasta que me sintiera segura de poder enfrentarlo. Ale estuvo de acuerdo con ello y ella se propuso a estar conmigo.

Al llegar a mi habitación, Ale se encarga de prepararme una comida mientras yo descanso en cama. No puedo alterarme o el siguiente ataque puede ser peor.

Falsa Identidad: Amores que hieren (2do libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora