Nueva advertencia y spoiler: Mpreg.
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Naruto suspiró, dejando de lado su bolígrafo y recostándose contra el respaldar de su silla. Se llevó las manos detrás de su cabeza, el papeleo pendiente sobre su escritorio olvidado por el momento.
Su vista se perdió en el techo, un puchero decorando su rostro. Extrañaba mucho a su compañero, quien se encontraba realizando una misión fuera de la aldea.
A Sasuke le gustaban mucho ese tipo de misiones, aquellas en las cuales podía explorar un poco el mundo y conocer más allá de lo que había dentro de los muros de Konoha. Aunque este tipo de misiones de alto rango solían ser algo largas, Naruto lo enviaba en ellas. Sabía que Sasuke estaba más que capacitado para llevarlas a cabo y que necesitaba la libertad que le daban dichas misiones para explorar la Tierra y redescubrirse a sí mismo.
Al inicio, fue sorprendente lo rápido que el pelinegro avanzó en su entrenamiento ninja. Había alcanzado el nivel de jounin en tan solo un año luego de comenzar a entrenar con Kakashi e Itachi. El Uchiha mayor había dicho que no le sorprendía, siempre supo que Sasuke era un niño talentoso cuando estuvo en la Academia. Solo Fugaku fue el único incapaz de ver el potencial que Sasuke guardaba en su interior, pero él ya era un tema olvidado para los Uchiha. Luego de terminar toda investigación relacionada con él, incluyendo la identidad del pobre niño huérfano que había utilizado para falsificar la muerte de Sasuke, no se había vuelto a hablar de él. Se quedaría solo y sin nadie a quien le importara su bienestar por el resto de su vida. Pero, bueno, tampoco era algo que lamentar.
Pronto, el menor de los hermanos Uchiha alcanzó un nivel mayor al de la mayoría de sus ANBU. Sin embargo, Itachi le recomendó no ingresarlo a la organización. Dijo que el trabajo especializado que llevaban a cabo los ANBU podría ser contraproducente a sus antecedentes. Sasuke no necesitaba ese tipo de dinámica, sino algo que le diera la oportunidad de abrirse más con el mundo. Entonces, Naruto decidió comenzar a encomendarle misiones de alto rango que involucraran investigación, recuperación de documentos importantes, exploración... Misiones en las cuales era probable que tuviera que luchar en algún momento, pero en las que no estaría dedicándose a ello o a asesinar.
Justo ahora se encontraba en una misión de exploración. No debería haberle tomado más de algunos meses, de acuerdo con la locación. Sin embargo, ya habían pasado aproximadamente cinco meses desde que se había ido y seguía sin regresar.
A Naruto realmente no le preocupaba que su omega pudiera haber tenido algún altercado en el camino. De ser así, su enlace le hubiera permitido sentirlo al instante. Pero dicho vínculo solo le transmitía tranquilidad, así que estaba seguro de que se encontraba bien y fuera de peligro. No obstante, sí que se estaba tomando su tiempo en regresar. Naruto ya lo extrañaba. Bueno, en realidad llevaba extrañándolo desde el momento en que se fue.
Cerró los ojos, respirando profundo. Tal vez una siestita no le caería mal...
Sin embargo, no le dio chance ni de comenzar a adormilarse cuando unos toques en la puerta llamaron su atención y frunció el ceño disgustado. En verdad quería tomarse una siesta, pero técnicamente seguía en horas de oficina. No podía simplemente ignorar a quien fuera que estuviera del otro lado de la puerta.
—Adelante. —dijo en voz alta, bajando los brazos para descansarlos sobre su escritorio y aparentar algo de profesionalidad.
La puerta se abrió, una presencia familiar entrando a la oficina.
—Hokage-sama. —saludó el recién llegado, una sonrisa apenas perceptible en sus labios.
En cuanto Naruto posó sus ojos en él, no pudo evitar levantarse de un brinco y sonreír hasta que le dolieron las mejillas, apoyándose hacia adelante con las manos sobre la madera.
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Esperándote
FanfictionNaruto Uzumaki, Séptimo Hokage de Konoha, lleva trescientos años esperando encontrar a su destinado. Sabía que estaba vivo, podía sentirlo. Le había buscado por todos los rincones del planeta, pero siempre terminaba dándose de bruces contra la pared...