─Vongola Quarto, por favor, vaya al despacho de su padre. Lo está esperando para una reunión con sus guardianes ─Y ahí estaba yo, otra vez, intentando convencer al sucesor de la familia Vongola de asistir a sus debidas reuniones.
─Ya fui a una de esas hace dos días. Dile a Terzo que no tengo la más mínima intención de aguantar esas horribles charlas sin sentido ─Habló el joven desde la silla de su escritorio mientras leía y comparaba varios libros.
─Albano, con todo el respeto, si no te presentas frente a él las cosas se pondrán muy feas. No solo para su persona, a la que tacharán de débil e inmaduro, sino para mí también. No me gustaría quedar como su incompetente mano derecha ─Ya me estaba hartando de ese comportamiento suyo tan antisocial. Yo sabía que era un hombre de pocas palabras, que vivía bajo la presión de su extravagante padre, Vongola Terzo, y que poseía una sensibilidad y generosidad innatas. Pero eso no le daba derecho a rehusar de sus obligaciones.
El susodicho sólo se limitó a levantarse de su asiento de mala gana, cerrar los libros y avanzar lentamente hacia la puerta. Era evidente la apatía hacia su padre y el futuro de Vongola... Su destino.
Aún así, entró al despacho y no salió hasta pasados unos cuarenta y tres minutos.
─¡Vongola Quarto! ¡No ha respondido a mi pregunta! ¡¡Oiga!! ─Un hombre alto y de pelo canoso casi corrió tras él pronunciando esas palabras. Quarto se detuvo bruscamente y respondió sin girarse.
─Ya dije que me haría cargo de mis obligaciones como jefe. Con la única condición de que sea a mi manera y no a la de mi padre. Él es demasiado radical en esos asuntos ─Siguió avanzando hacia sus aposentos dejando a un desconcertado guardián de la niebla de Terzo.
Yo lo esperaba a mitad del pasillo. Me sorprendió bastante que, por una vez en su vida, tomara consciencia de su situación.
•••••^•••••
A pesar de la repentina decisión, Quarto no había abandonado su rutina de pasarse el día leyendo. La única diferencia era que ahora se dejaba ver en alguna que otra reunión y firmaba papeles importantes de vez en cuando.
─Luca ─Llamó desde su silla sin apartar la vista de su libro.
─Dígame, Albano ─A veces me salía sólo llamarle por su nombre. Después de todo, éramos amigos. Aunque sonaba muy raro.
─¿Crees... Crees que seré un buen jefe? ¿Que sabré llevar las riendas de la situación? A pesar de no llevarme muy bien con Terzo, no quiero decepcionarlo. Y yo... Soy una mosca comparado con él ─Al decir eso se giró para mirarme. Yo me encontraba ordenando sus papeles.
─Quarto... Usted es una mosca, es cierto. Y una muy insoportable. Pero eso es precisamente lo que lo hace fuerte. Piense ¿Cuántas veces logra su padre aplastarlo con sus ideas y decisiones tomadas al instante? Si usted es terco como una mula. Hace lo que le da la gana e ignora al resto del mundo ─Tal vez suene un tanto hosco pero alguien tenía que decírselo. A ver si así cambia un poco su actitud─. A lo que me refiero, es que debería centrarse ya, empezar a dejar atrás ese complejo de niño incomprendido e interesarse por su trabajo. Ya verá que eso lo relaja y lo hará ver todo diferente.
─Luca, tal vez sea cierto eso que dices, pero aún así... Sigo siendo dé mirada se perdió en algún lugar de la estancia. No podía dejar que se hundiera por eso.
─Albano, si no eres fuerte... Al menos intenta intimidar, no sé. Yo creo que si eres capaz de manejarlos como a marionetas, puedes contrarrestar tu debilidad. O conseguir un arma. Mire a su padre. Vongola Terzo, con un único cuchillo y llamas de última voluntad consiguió ser respetado por todo el bajo mundo ─Albano me miró como si entendiera y salió de la habitación a toda prisa. A saber a donde iría, pero yo no tenía tiempo para andar siguiéndolo.
ESTÁS LEYENDO
Veracidad de un sucesor apático |· a KHR one-shot
FanfictionEste one-shot lo creé inicialmente para participar en un concurso de Katekyo Hitman Reborn amino, "Mi legado mafioso", que consistía en crear una historia para alguno de los jefes Vongola de los que no se tiene apenas información. Por tanto, lo aquí...