Adiós

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Tanto tiempo sirviéndole. Pasando tiempo con él, conociendo lo que poco a poco me dejaba, que cada vez era más. Soportando su obsesión con una chica que jamás iba a ser suya. Le he sacado de mil líos, cuando mató a Emma yo estaba ahí siendo su cómplice sin importar el qué. Mejor dicho su peón, así me llamaba él, pero de vez en cuando... cuando se frustraba, cuando se saturaba de todo y todos, cuando estaba solo yo tenía esa pequeña oportunidad de acercarme sutilmente, mostrarle lo que sentía de manera romántica y no juguetona para que respondiera "eres un maricón". Luego en la intimidad me permitía alguna que otra caricia tímida o algún beso fugaz, gestos los cuales más tarde fingía que no habían pasado pero eso era suficiente para mí, me conformaba. Por eso cada vez que le decía que le quería y él me respondía que no podía ser o simplemente lo ignoraba yo me tragaba mis sentimientos, hacía como si nada, respetaba lo que me decía, algo que no era típico de mí. Yo cogía lo que quería sin más, mientras más difícil me era conseguirlo más rápido perdía el interés pero ese pequeño rubio, antes pelinegro, llegó a mi vida casi como por arte de magia llenando mi vida de colores, por primera vez me sentía vivo, como en un circo. Vi todas sus etapas y planes, me enorgullecía ver el cambio que dio, se ha convertido en un chico fuerte, ha ganado confianza en sí mismo ya que antes se le veía siempre desanimado, desde el día que lo conocí me cautivó con su pelo negro, o la vez que se lo rapó, siempre acompañado de su sonrisa siniestra o con su look actual su pelo rubio. Aunque lo que más me cautivaba de ese enano enfadón eran sus ojos, esos profundos ojos azules, más claros que el cielo más despejado. Él es bueno ocultando sus emociones pero el brillo de sus ojos es imposible de esconder, me sentía afortunado por poder verlo, me aprendí hasta las cosas más absurdas de él. Lo que más le gusta son las plantas, su favorita es la Pacific Wisteria, también sabía que le encantaba estudiar, sobre todo las matemáticas, su color preferido es el negro y por último, seguramente lo más importante de todo lo que he aprendido sobre Kisaki es su lugar favorito al que me llevó más de una vez: el puente peatonal, pero solo si es de noche, ahí me hablaba de su sueño que era formar la pandilla criminal más grande de Japón, era lindo verlo divagar, contándome sus deseos y metas en la vida. Era una aspiración que a algunos les parecería estúpida o macabra, ¿para mí? yo adoraba todo lo que salía por la boca de ese moreno que me tenía loco. Recuerdos de la noche anterior en ese puente que tanto le gustaba me venían a la mente.

- Oye Hanma

- Dime lindo♡ - respondí a lo que él resopló

- Si mañana las cosas salen mal, ¿estarás conmigo?

- Te he dicho que siempre estaré a tu lado, ¿por qué me preguntas eso?

- Nada importante...

Nos quedamos en silencio un rato, veía como mi rubio observaba la ciudad en silencio, su mirada parecía perturbada y parecía concentrado en sus pensamientos, balanceando sus piernas que colgaban del puente, cuando de repente volvió a hablar.

- Hanma...

- Diiime Kisaki ¿qué pasa ahora? ¿Te ocurre algo? Estás raro

- ¿Dormimos esta noche juntos?

- ¿Qué? - me sorprendí tanto al oírle decir eso, Kisaki Tetta, ¿me había pedido dormir juntos? No es como si fuera la primera vez pero, en todo este tiempo es la única vez en la que me lo ha propuesto él, siempre se lo tenía que pedir yo

Aprender a despedirse - One-shot HankisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora