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Bajamos de la moto y caminamos en silencio hasta la puerta de mi dormitorio. Abro la puerta y la invito a pasar, pero ella se niega con una sonrisa.

— ¿Quieres quedarte a cenar? —Juego con las llaves en mis manos. Quiero estar con ella un poco más. —Podemos pedir algo o podemos hacer lo que tú quieras. —Me sonríe tiernamente y rasca su nuca.

—Mejor lo dejamos para el sábado, ¿te parece? —Sugiere y no me queda otra opción más que aceptar.

— ¿Puedes avisarme cuando llegues? —La miro y ella asiente. Se acerca, besa mi mejilla antes de girar y seguir por el pasillo hasta la salida. Cierro la puerta y me lanzo de espalda en mi cama.

No puedo creer lo mucho que me gusta esa mujer y eso que ni siquiera está intentándolo. Sólo llega y dice cosas graciosas y yo caigo derretida a sus pies. Creo que ella gusta de mí, pero no me da señales claras.

Fer jura que a Mari se le salen las babas por mí también, pero Fer cree que todo mundo quiere conmigo. Aunque Noé también pensó que estábamos en una cita.

Eso se puede traducir a que esa noche si había una chispa y que no fuí la única que lo notó. ¿Ella también lo habrá notado? ¿Debería decirle cómo me siento? No quiero asustarla y que se aleje de mí sino siente lo mismo.

Mi mente divaga por todo tipo de pensamientos y ni siquiera noto que ya son casi las ocho de noche y que Valentina ya está acostada en su cama.

Miro mi teléfono y veo un mensaje de Mari

De: Mari Montilla 🌞
Mi cobija huele a ti, lol 😹

Mi corazón brinca y sonrío.

Para: Mari Montilla 🌞
¿Y eso es algo bueno o malo?

Nunca está de más esa pregunta. A mí en lo personal si me agrada la idea de que cada vez que vaya a taparse con la cobija pensará en mí.

De: Mari Montilla 🌞
Pues no me molesta, a mí me gusta mucho como hueles 🥰

Siento mi como mi rostro se va poniendo caliente y como va saliendo el leve rubor en mis mejillas. Me tiene como quiere y ni siquiera se da cuenta de eso.

Para: Mari Montilla 🌞
Oh, eso es muy lindo de tu parte 🥺

Me levanto de la cama y voy directo al baño para tomar una ducha caliente y luego pedir algo de comida. Valen y yo terminamos pidiendo comida mexicana que estaba deliciosa.

El Sol en tus Ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora