Palabras dulces y vacias

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Se convoco a una reunión,  los cambios propuestos y presentar una contrapropuesta a China y a la Organización de los Estados Americanos (OEA).

En resumen, algunos notaron que los acuerdos solo favorecian a las potencias pero no a los latinos. Cambiando lo necesario para tener igualdad en ambos lados.

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Durante la junta se hicieron cambios, para que ambos ganaran 50  y 50. 

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O eso querian hacer las potencias, pretender llegar a una igualdad disfrazada. 

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Y ¿Por que no llevarse bien con quién le estas explotando?



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-Causa, miren esta vaina!- Exclamo perú al usmear los chats Colombia- Corea del sur quiere invitar a cenar a la parce.

-Pidele lo mas caro del menú- Dijo Ecuador-

-Pero para joder y chismear si que son campeones bola de idiotas- Dijo la colombiana arrebatandole el celular a Perú- No soy la única en esto, Costa Rica ira a una cita con el hijo del nazi.

-No jodas maje- Dijo la catracha- Se nos hizo facista la cipota.

-Un buen vergazo te vas a ganar si seguis abriendo el hocico- Dijo la tica.

-...como que ta raro que los quieran invitar, o se les subio la calentura?- Dijo Honduras viendo los mensajes que Alemania le envio a Costa rica.

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La noche había caído sobre Seúl, y las luces de la ciudad parpadeaban como luciérnagas en un campo oscuro. Colombia, con su vestido que reflejaba los colores vibrantes de su bandera, esperaba nerviosa en el lobby del restaurante. Corea del Sur, con una sonrisa confiada, se acercó a ella.

-Corea del Sur: Hola, Colombia. Espero que no hayas esperado mucho. 

-Colombia: ¡Hola! No, parcero, acabo de llegar. Este lugar es... ¡uy, qué bacano!

Ambos se dirigieron a una mesa apartada, con una vista impresionante de la ciudad. El ambiente era íntimo, con música suave que llenaba los espacios entre las mesas.

-Corea del Sur: Me alegra que te guste. Quería que esta noche fuera especial. Además, espero que mi comida, aunque no tan exquisita como la tuya, espero que sea de tu agrado.

La conversación comenzó ligera, hablando de trivialidades y compartiendo risas. Colombia se sentía cada vez más cómoda, encantada por el encanto y la atención de Corea del Sur.

-Colombia: ¡Me sorprende lo mucho que sabes sobre mi país! Es... ¡chévere! Es como un soplo de aire fresco.

-Corea del Sur: Bueno, es importante para mí. Creo que tenemos mucho en común y creo que algo más.

A medida que la cena avanzaba, Corea del Sur comenzó a tejer sus verdaderas intenciones en la conversación, como un artista que añade pinceladas cuidadosas a un lienzo.

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