Capitulo 12

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Celeste

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Celeste

Tan intenso

Tan brillante

Pero tan oscuro.

Sus ojos celestes se abrieron levemente antes de rodar rápida fuera de mí. Me deje caer laxo viendo las copas de los arboles casi desnudos, el cielo celeste, el frio haciendo que tuviera un escalofrió.

Pero tenía calor, lo tenía. Era consciente que respiraba algo acelerado y que al sur me sentía aprisionado. Me senté viendo a Toryan mirando al estaque con el ceño fruncido antes de sus ojos mirarme.

—Vamos. —cabeceo antes de caminar rápida al estanque.

La vi caminar, bajando sin tropezar o tambalearse. Su cabello ondeando en la suave brisa, dejando su aroma picante detrás, sus caderas balanceándose...

Cerré los ojos levantándome rápido antes de que se alejara por completo. Camine siguiéndola al estanque, no estaba vacío. Observe a Sailor mirándonos acercándonos fijamente, ninguna expresión en su rostro, solo sus ojos celestes fijos en nosotros.

Tatyana se deslizaba rápidamente por el hielo, con su rostro serio e impecable, su cabello rojizo danzando detrás. Trevor se paseaba con un cayado patinando de un lado a otro.

Volví mi mirada al camino, alcanzando a Toryan, ambos deteniéndonos frente a Sailor. Sus ojos celestes nos miraron por un intenso momento, casi como si con solo mirarn0s supiera lo que había pasado allá...

— ¿Sabes patinar, Seth? —pregunto sus ojos celestes mirando fijamente a la rubia a mi lado.

—No tanto. —admití queriendo dar marcha atrás e irme, sintiendo como Toryan se tensaba a mi lado.

—Con que te mantengas en pie basta. —soltó mirándome mientras mostraba unos patines, extendiéndolos hacia mí.

—Sailor, él no va...

—Silencio. —la corto dando un paso al frente, empujando los patines a mi pecho haciendo que los tomara. —Ponte tú también los patines, los quiero a los dos en el hielo.

Paso entre nosotros entrando al hielo. Mire los patines en mis manos, luego a la rubia que miraba con la nariz arrugada y sonrojada al pelinegro que patinaba lentamente. Sus ojos celestes me miraron antes de rodar los ojos y caminar a donde se encontraban unos patines blancos con manchas rojizas.

Se sacó las botas de una patada y con experiencia se colocó rápido los patines. Se detuvo a mirarme alzando una ceja, tomando una pequeña señal para que me apresurara. Me saque rápido mis botas tratando de recordar la última vez que había patinado.

¿Cinco años?

¿Seis años?

—Mierda. —murmure viendo que las agujetas no sujetaban bien.

—Déjame a mí. —la mire arrodillarse frente a mí, sus dejos jalando y apretando fuerte las agujetas, asegurándose de que no se soltaran.

Se irguió mirándome luego de terminar con mis patines. La punta de su nariz y mejillas sonrojadas, sus labios con un suave tono rojizo saliendo un pequeño vaho. Un silbido cortando haciendo que apartáramos la mirada.

Bajo La Piel (Saga Kincaid 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora