AU-LAWLU "Nuestro lugar favorito"

El tigre al acecho.

NOTA PREVIA:
EL CONTENIDO SE HA CONVERTIDO EN UNO PARA DULTOS.
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Atravesaron la sala con un Bepo que roncaba tranquilamente en el sillón, durante todo ese tiempo él se había vuelto a dormir, sin importarle mucho que hubiera visitas, era un perro bastante mayor y tranquilo, así que la mayoría del tiempo se la pasaba dormido, estaba muy acostumbrado a pasar días enteros solo y ser compensando con ratos de estar juntos en el sofá.

Entre besos suaves llegaron a la habitación, acalorados y nerviosos, frente a enorme cama que ahora tenía unas sábanas rojas recién puestas, Law dejó caer suavemente a Luffy, deleitándose con la escena, el tono carmesí de la cama hacía resaltar su atractivo como entre miles de pétalos de rosas rosando su piel, no había forma de describir los pensamientos en su cabeza, todo era un caos, no se parecía absolutamente al sueño, Luffy era tímido e inexperto, se encontraba completamente avergonzado con facilidad y aunque no se negaba, no tenía esa asertiva iniciativa, había sentido su cuerpo y si bien era tan suave como imaginó, su complexión era un poco más músculosa, no cabía absolutamente ninguna duda de que esta vez era real y que él era un hombre, pero, era más erótico para Law de ésta manera, la situación estaba más en su control y no tenía intención de asustarlo, repasaba rápidamente en su cabeza una y otra vez que tenía que contenerse, estaba claro que sí su primer beso acaba de ocurrir hacia penas unos minutos, no tendría experiencia en ese tipo de intimidad, lo más seguro es que llegar a la penetracion era algo que tenía tenía descartar en su plan, quizás lo más certero era ver poco a poco hasta donde le permitía llegar, al final de cuentas todo esto ya era mucho más de lo que esperaba y contenerse estaba siendo bastante doloroso a este punto.

Tal como un Tigre acechando a su presa comenzó a subir lentamente a la cama, mirando fijamente con sus ojos color aceituna, esperando una pequeña apertura en la defensa avergonzada de Luffy, ahora estaba sobre él y poco a poco acercó su rostro para besarlo, y ahí estaba, la pequeña apertura de la curiosidad, besó su cuello y succionó fuertemente la parte debajo de su mandíbula, dejando una roja marca que resaltaba a la perfección, repitiendo lo mismo en su clavícula izquierda, su mano derecha apretando la parte inferior del rostro de su compañero lo hizo abrir la boca, besó su mejilla izquierda y luego su cicatriz, haciéndolo temblar levente como en su imaginación, "Te voy a enseñar algo nuevo, tienes que cerrar los ojos y seguirme, ¿entendido?" Ahora posó su boca y su lengua sobre la de Luffy, lamió sutilmente sus labios, explorando su inexperta boca poco a poco, podía sentir algunos roses con la lengua ajena, mientras, tomó sus brazos y lo hizo colocarlos sobre su cuello, a lo que él joven le respondió abrazándolo fuertemente, ahora lo tomó por la cintura haciéndolo estar tan cerca a él como fuera posible, con su mano izquierda hizo que la posición se  complemetara de manera más cómoda, forzando al otro a abrir las piernas, para que pudiera frotarse contra él, esos intensos movimientos hicieron que de Luffy saliera un pequeño gemido en medio del intenso beso, avergonzado intentó separarse un poco, pero ahora estaba completamente a la merced de Law, "Ah... espe..." intentaba decir que esperara, pero la lengua del otro dentro de su boca no se lo permitía, desde su cintura las manos del mayor se deslizaron hacia arriba junto con el Jersey rojo que llevaba puesto, ahora Law se separó un poco para desvestirlo y a sí mismo también, después de quitar su propia camisa desabotonó el short de Luffy, y vio que el también estaba bastante despierto en su parte inferior, sonrió confiado y satisfecho, pero el otro intentaba cerrar las piernas y ocultar lo que había en su ropa interior.
"Está bien, yo estoy igual..." trató de quitar un poco de su pena,
"Pero es que... yo... no..." trataba de explicar Luffy.
"Lo sé, no tienes que temer, no haré nada que duela, ¿bien?" A sus palabras solo pudo asentir tapándose la cara con las manos, por no poder soportar las emociones de exitación que comenzaban a abrumarlo, ahora se había puesto aún más rojo que las sábanas sobre las que estaba recostado.