Ya te había visto antes...

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Hola, Hoy van a descubrir cosas interesantes de este chico llamado Edgar

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Leandra Martínez

Cristian Dior el olor del perfume que percibí, ese olor no era cualquier otro disque por la marca, sino que por lo que te hace sentir al respirarlo, es como si te recordara sensaciones que en otra vida ya habías sentido, era como un viaje al *shifting*, como si las auroras boreales tuvieran aroma y fuera ese perfume o ese olor que traía el chico. Pero bueno me distraje... Entonces en mi alucinación con este perfume me doy cuenta que al reaccionar tengo al guapo chico de la bata blanca parado del otro lado del mostrador explicandole a la chica cuál medicamento darme, a lo que la chica entra por una puerta que está al fondo de un pasillo, El Chico guapo con el que choque me pregunta que por que no vino mi madre a comprarlo, pregunta la cuál respondí voz de sería:

-Mire, usted está hablando como si yo fuera una niña, a mi solamente me dieron este papel y me dijeron que comprara eso y ya. No tengo que buscar un historial médico, estudiar auxiliar de farmacia, y trabajar en un laboratorio, para saber cuando me manden a comprar medicamentos para mi hermano que tiene mareo- *supe en ese instante que debía de estar sonrojada porque sentía mis mejillas arder (no sé porque razón)*

-Wow, yo... Yo sólo hice una pregunta, no quería alterarla niña-*me dijo*

-¿¡NIÑA!?- *Resalté dándole a entender que sentiá que el me subestimaba sólo porque el es mayor*

-Si seguro sólo tienes... "Édgar ya encontré el medicamento que la chica busca" ambos miramos a la rubia que tenía una caja de pastilla en sus manos. La chica me enseña dicha caja y me dice que esto es lo que probablemente me mandaron a comprar. Quería morir de gringe porque me sentía como una niña yendo por dulces. Y si eso fuera poco la supremacía del aquél chico que la muchacha le dice Édgar me hacía sentir como una tonta.

Agarro la caja de pastillas; le paso el dinero a la cajera y abro la puerta a la vez que escucho pasos detrás de mí.

*salgo de la farmacia cuando de repente escuho aquella voz conocida que me dice: -no sobre excedas la dosis por día, y más si el niño tiene menos de 15- *me dice el Chico de la farmacia caminado hacia mi*
Yo me doy la vuelta haciendo que este detenga sus pasos, y lo miro seriamente a los ojos y le pregunto:

-¿A caso me estás siguiendo?-

-No para nada, niña- *me responde con ego*

-pues venías caminando detrás de mi y hablandome- *le dije haciendo expresión de cansada*

-No te sobre-estimes, no te sigo. sólo voy a comprarme un hog-dog en el puesto que queda a 3 calles-

-mierda- *dije por lo bajo porque aquél puesto que el decía estaba a 2 calles de mi casa y obvio me tocaría caminar el recorrido con el*

-Entonces, te quedarás toda la noche parada ahí mirándome y no te irás a tu casa?- Me dijo con una sonrisa dibujada en su rostro -

-ah.. si, me voy. Y no te estoy "mirando"- *le digo tartamudeando ya que lo que había dicho me sorprendió*
-mi casa está a tres calles de ese puesto de hog-dogs- *le dije*

-Entonces... que dices? caminamos esas tres calles solas y oscuras juntos?-

-que?- *le dije asombrada*

La verdad es que la idea y como dijo "oscuras y solas" me hizo imaginar muchas cosas que no le voy a dar a demostrar con mi expresión.

Vamos camiando mientras el me está diciendo que no era buena idea que me fuera sola cuando las personas se acuestan temprano, [como si acaso yo controlara a la hora que se duerme la gente], y no era tan tarde no entendía porque todo estaba tan solitario, el sonido de la brisa y los periódicos siendo arrastrados por ella, la escasa luz que había por algunos faros dañados, todo eso me hacía pensar como si estuviera fuera de mi realidad, pero no me importó y seguí caminando con el chico.

Leandra en su lugar favorito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora