Camile supo que el día iría increíblemente bien cuando comenzó con su padre cargándola como hacía casa fecha especial, o cuando se despertaba motivado.
— ¡Papá bájame, te lastimarás!
— ¿Qué edad crees que tengo niña? ¡Puedo seguirte llevando cargada hasta que cumpla los 100 años!
Camile rio como nunca. Abrazó a su padre por el cuello y dejó que le diera vueltas por toda la sala de estar. Eran una gran masa de pijamas rosados de conejitos y cabello despeinado.
— Mi niña grande que ya se va a graduar y no quiere que la levante. Estás olvidando tus raíces.
— ¡Papá!
Ella fue salvada por el llamado de Taehyung a comer.
Su papá colocó un plato enorme de waffles llenos de fruta y caramelo frente a ella, sus favoritos, y le dio un sonoro beso en la mejilla.
— Se ve tan bien ¡Muchas gracias!
Después de tantos años, para ella, su papá cocinaba como un experto. Él siempre decía que había aprendido a cocinar solo para ella. Jungkook hacía un puchero cada vez que lo recordaba pero siempre se volvía a alegrar con un beso.
Si se ponía a pensar en ello. Sus padres habían crecido mucho.
Aunque sus recuerdos eran algo borrosos, la verdad era que sus padres aun no llegaban a los 40 años y que realmente seguían en una gran etapa de su vida. Ellos no eran muy mayor a ella cuando llegó a sus vidas.
Conocía adultos de la edad que ahora tenían ellos que apenas estaban casándose o teniendo cachorros. Estaba feliz de que ellos tuvieran aún la energía para correr tras ella si así lo necesitaba.
Tanto Jungkook como Taehyung habían obtenido sus rasgos de adulto hace algunos años. La cara y mirada que tendrían mientras envejecían. Camile nunca se cansaría de ellos. Amaba a sus padres.
— ¿Ya estás lista para tu último día, cielo?
Gimió, en parte con ansiedad, en parte con alegría.
— No ¡Digo si! Estoy lista, listisima para no tener que ir nunca más a ese lugar. Si. Súper lista.
Taehyung la abrazó por la espalda, sintiendo ese corazón alfa ir a todo lo que podía. Ni eso pudo calmarla.
Era su último día de escuela. Su último día de instituto.
Nunca había tenido tantos sentimientos encontrados de querer quedarse por siempre y querer huir al fin de ese horrible lugar.
Quería que el día terminará ya y que durara mil horas a la vez.
Esa mañana tuvo su manera favorita de despertar y su desayuno favorito. Así que se tomó su tiempo para colocarse su outfit favorito también.
Hacia frio fuera, así que eligió unas botas muy altas, un pantalón de invierno negro y sobre una camisa (que realmente también era pijama pero era tan cómoda que la amaba) un sobretodo rojo largo y abrigado que solía ser de su papá Taehyung, pero que había sido absolutamente robado de su closet porque hacía juego a la perfección con el color de su cabello.
Haberse teñido el cabello de rojo fue un requisito para representar un papel en un musical y ahora se había convertido en un rasgo de su personalidad.
Bajó de su habitación saltando al ritmo de la música que ahora sonaba en la sala de estar.
Ambos padres ya estaban inmersos en sus rutinas, pero las interrumpieron para bailar con ella por casi diez minutos.
— Ni se muevan, debo tomar una foto.
Los tres estuvieron otros buenos diez minutos tomándose fotos y haciéndole una pequeña sesión completa a la más joven como hacían con cada mínimo evento importante.
— Bueno, ahora oficialmente voy tarde a mi último dia.
— ¡Camile mira la hora! ¿Quieres que te llevemos?
Ella negó con todo, cabeza, manos y brazos.
— Será mi entrada triunfal. No se preocupen voy corriendo, así me encuentro con los gemelos a mitad de camino. Los amo.
Cada uno de sus padres le dio un beso en la frente. Y por último, antes de salir, se despidió de la foto de Yeontan que colgaba al lado de la puerta.
Sería el mejor de los días.
Ella lo sabía.
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Un lugar al que pertenecer 𝖨𝖨 Taekook
FanficEl día que la puerta volvió a sonar Taehyung estaba dispuesto a escuchar la explicación de Jimin antes de preguntar. Pero la parte de él que regresó no podía dar explicaciones, no tenía respuestas, no tenía la culpa y no podía cuidarse sola.