Desde mi despedida con esa encantadora muchacha, me embarqué en una especie de historia, como narrada a través de los ojos de Ulises en la historia de La Odisea.
No es que fuera un viaje de encanto ya que, tuve que caminar durante mucho tiempo por diferentes lugares y a pesar de conocer un montón de personas, diversas culturas, matanzas entre ellos y simple extorsión por parte del mas fuerte, yo procuré mantenerme al margen de todo aquello yendo siempre por lugares deshabitados y solo pasando a zonas más pobladas cuando era estrictamente necesario.
En mi aventura, conocí a mucha gente pero por ninguna sentí afecto. Solo las veía de pasada, ayudaba en lo que podía, hacía trabajos que nadie quería y siempre me alejaba sin dejar huella. Nadie me necesitaba. Debido a que tenía dinero, gasté lo justo y necesario en comida y otras en reacciones fisiológicas como follar con mujeres que necesitaban de mi dinero. Era su trabajo aunque nunca repetía con la misma persona y no me quedaba durante mucho tiempo en el mismo sitio. No me sentía del todo cómodo. Me había convertido de nuevo en un nómada.
Pero no todo fue de lo mas bonito posible. Pisase por donde pisase, siempre había guerras y desgracia, haciendo que las personas mas desfavorecidas sufrieran las consecuencias. No era algo nuevo pero siempre preocupara mantenerme alejado de todo el ruido posible de sus propios conflictos. Las personas, aprovechaban ese revuelo para volverse cada vez mas codiciosas y problemáticas. Supongo que el ser humano nunca cambia.
Aprendí también que, no todas las personas eran malas y crueles. Había quienes buscaban el conflicto pero otros, les gustaba vivir en paz y armonía. Cuando viajaba por la zona de la costa norte de Europa, la gente era más calmada y a pesar de que su base alimentaria era principalmente el pescado, me gustaban pero cuando iba por el centro o el sur, la cosa siempre cambiaba. Ellos eran los que buscaban las disputas y gracias a ello, tuve que robar para mi propia supervivencia.
En ese tiempo, aparte de comprar en los mercados alimento, buscando casas abandonadas y medio derruidas, y robar a las personas con mayor poder adquisitivo, pero siempre para mi supervivencia, me gané una ristra de fans que no me dejaban en paz. Solo eran unos críos pero creo que sentían cierto aprecio por mi debido a que habilidad por robar sin que se dieran cuenta.
Haciendo una especie de alianza con esos niños, siempre les comentaba que me quedaba 1 mes en el lugar debido a que era una especie de ermitaño. Ellos no hacían preguntas mientras que se llevaran parte del motín debido a nuestro trabajo en equipo. Creo que lo hacían porque realmente necesitaban ayuda debido a las guerras de los de arriba y cuando yo entretenía a los adultos, ellos aprovechaban para robar. Normalmente comida, del dinero me encargaba yo. Éramos el equipo casi perfecto pero cuando llegaba la hora de nuestra despedida, no había lágrimas ya que, yo siempre me iba en silencio al tiempo que dejaba gran parte del botín. Ellos lo necesitaban más que yo.
Debimos a mis andanzas, y no tener idea en que año vivía, viajé sin rumbo fijo y a pesar de que en mas de una ocasión acababa en alguna playa mirando sus hermosos amaneceres, otras de las veces, aterrizaba en frondosos bosques que nadie se atrevía a entrar.
Aparte de vivir mi vida como humano, en ciertas ocasiones y bajo mucho esfuerzo, había vuelto a ser un lobo. Me parecía más cómodo estar de esa forma ya que pasaba totalmente desapercibido y me había hecho con casi el control total de todas las manadas de lobos que habían en esos lugares. Para ellos, era como su alfa dominante pero no me apareaba con ninguna de las lobas. Hasta donde yo sabía, preferiría tener sexo con humanos. Debido a eso, ellos fueron como una familia para mi y cuando ellos se sentían amenazados, debido a la mano del hombre, yo siempre los defendía. No me importaba matar humanos crueles si podía salvar a aquella familia provisional.
ESTÁS LEYENDO
El bibliotecario y el guardián
Aléatoire¿Creéis en el destino? ¿Pensáis que la sangre une algo mas que el destino? Eso es lo que pensaba Leo al encontrarse nuevamente con aquella persona que había jurado proteger pero, tenia un ligero problema. La luna es su peor enemiga. Des, es un bibli...