TÓXICOS MOMENTOS Y VERDADES DOLOROSAS
Stark
Octubre 8, 22:00. Polonia.
No digo nada, y ellos tampoco, siguen sentados frente a mí, y yo sigo sentado frente a ambos con las manos entre mis rodillas, con la espalda erguida hacia adelante. Siento como el avión planea, la neblina se abre dejando ver la mansión con aspecto de castillo debajo de nosotros, y no pierdo tiempo mirando a ningún otro lado que no sean ellos, intentando recapitular todos mis días junto a Lexie.
Tienen su cabello, pero tienen mi contextura, mis ojos parecen haber sido sacado de mis cuencas y puesto en ellos, mi nariz, mi boca, toda mi cara, y hasta mis manos, no puedo dejar de mirarlos, y no se porqué ellos no dejan de mirarme a mí ya que son dos bebés que no deben ni entender lo que está frente a ellos.
Siento cuando el avión toca tierra, esperamos unas horas en París, y cuando lo vi oportuno tome uno de mis aviones de los que aún tengo de las empresas cerradas. Mis hombres deben estar llegando y es que no tenemos mucho tiempo.
Ambos me siguen mirando y aparto la mirada cuando Sunshine desabrocha su cinturón poniéndose de pie, se ve cansada, yo me siento cansado, y Steel que está sentado contra la ventana está cansado.
Ethan y Harry están en el asiento opuesto, no se si duermen, o si están planeando cómo gobernar el mundo con esa mierda que salió de sus manos, no se que fue, tampoco se que diablos era ese fuego que salió de las manos de mis sobrinos pelirrojos, pero sea lo que sea es una nueva barrera que tenemos que tirar para resguardar.
No hay explicación... mi mente ha dado mil vueltas y no encuentro más que cuentos de fantasías contados por cierta italiana, que ya no está para ver que aquellos se hicieron realidad.
—Párense. —digo hablando con los gemelos que se paran y se ven cansados, se frotan los ojos y pestañean mirándome. Hace horas ninguno dormimos.
Mis ojos se mueven a Sunshine que toca las caras de los niños que abren los ojos con suavidad, con viveza y me recuerdan a ella, estaban dormidos pero se pasan la mano por la cara despertándose como si fueran a perderse algo.
—Ya llegamos. —dice Sunshine y toma las manos de ambos niños llegando a la salida.
Los gemelos caminan detrás de ella mientras camino cerca de ambos, Steel se pone de pie y Ethan y Harry no lo hacen.
La oscuridad de fuera toma a Sunshine cuando baja con los mellizos, el olor a humedad evaporándose en el aire toma mi nariz mientras la observo caminar en la pista, el lugar es la nada, nada más que miles de árboles y montañas a metros, pero alrededor de la propiedad un gran prado que se ve negro por la hora.
Los gemelos bajan los escalones de espacio y cruzo los ojos cuando las piernas cortas los hace tambalear a uno haciendo que los tome alzando sus brazos y bajándolos rápido por los escalones mientras sus pies cuelgan en el aire.